El neologismo por siglación mena (de menor extranjero no acompañado) cumple con todas las características para que se lo catalogue como neologismo funcional: una palabra nueva que pretende ofrecer una expresión más eficaz para un concepto demasiado verboso. Su condición silábica y su alta frecuencia de uso han favorecido su lexicalización en mena, aunque en el uso a veces todavía se documente la forma en mayúsculas.

Fotografía de un columpio.
Pixabay

El mayor inconveniente de este neologismo es que nace contaminado por el conflicto social subyacente. Estos jóvenes que llegan a nuestro país buscando una oportunidad y pasando grandes penalidades debajo de un camión, en una patera, etc., suponen un problema legal y social, porque al no existir adultos que asuman la responsabilidad de su cobijo y su educación, esta recae en el Estado, quien debe tutelarlos con dinero público.

Como siempre, existen discrepancias sobre la cantidad de dinero público que se destina a las necesidades percibidas como no cubiertas, como pudiera ser la de los niños ‘nacionales’ frente a los menas:

  • […] ha señalado Romero, quien ha recordado «los 537 millones del IVA, la eliminación de los fondos para MENA e impedir una ley de financiación autonómica justa». [Europa Press (España), 13/01/2020]

Existe además un prejuicio de los habitantes sobre los beneficios/inconvenientes que puede generar la ubicación de un centro para menas en un determinado municipio (primer ejemplo). Pero, al existir los Derechos universales del niño, resulta que si los negamos a estos migrantes se los negamos a nuestros niños (segundo ejemplo):

  • La entidad tilda a la alcaldesa de Rubí, Ana María Martínez (PSC), de «racista» por oponerse a la instalación de un centro para menas (menores extranjeros no acompañados) en el municipio. [El País (España), 20/05/2019]
  • Cáritas pide que los Presupuestos de 2020 amplíen la cobertura de la Renta Mínima y un plan de apoyo a las familias. Al ser preguntado por la posición de VOX respecto a los denominados Menores Extranjeros No Acompañados (MENA), Illán ha señalado que el respeto de los derechos humanos de los más vulnerables no debería ser objeto de controversia pública. [Europa Press (España), 06/01/2020]

Esta controversia social ha generado el rechazo del neologismo por parte de las organizaciones no gubernamentales que trabajan para ayudar a estos colectivos de migrantes menores de edad que, huyendo de los problemas de sus lugares de origen, van de la sartén al fuego burocrático que les considera «niños» pero los diferencia y especifica mediante una etiqueta:

  • Además, subraya su «seria preocupación» por la «estigmatización» de los Menores Extranjeros No Acompañados (MENA). [El Faro de Ceuta (España), 12/01/2020]

Como respuesta a la controversia, en noviembre de 2019 el Departamento de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias de Cataluña publicó unas «Recomendaciones sobre el tratamiento informativo de la infancia y la adolescencia tutelada por la Administración» en el que aconseja evitar tanto la sigla MENA porque está estigmatizada y recomiendan ir buscando alternativas como infancia y juventud migrada sola, niño/joven migrado solo, jóvenes que han venido solos, infancia o adolescencia sin referentes familiares o sin referentes adultos.

La pregunta es si estas denominaciones alternativas solucionan el problema o si estamos en lo mismo. La percepción de mena como término, etiqueta que simplifica la gestión de la Administración (la Policía, los jueces, los agentes sociales) pero que cosifica a un colectivo, no es un conflicto nuevo. Desde la psiquiatría también se han cuestionado etiquetas como TDA (trastorno de déficit de atención) que conllevan una medicalización de niños que se convierten en pacientes cuando al final son solo niños que no encajan en unas dinámicas educativas anticuadas que no se han adaptado a los nuevos tiempos.

¿Sería mejor renunciar a la funcionalidad y omitir la sigla? ¿Hacer el esfuerzo de decir la frase entera? Si no es posible llamarlos simplemente niños y niñas como a los demás, ¿se podría al menos usar una expresión en positivo obviando el adverbio no o el adverbio sin?

No hay que menoscabar que el neologismo es fruto del esfuerzo de la Administración para no desatender a este colectivo vulnerable, evitar que incurran en comportamientos ilegales y finalmente puedan integrarse como ciudadanos:

Pero es cierto que tras una sigla generalizadora hay una gran variedad de historias humanas, la de cada menor que ha llegado al país, la de sus traumas y posibilidades, siendo este colectivo ya tan castigado que parece que hasta una sigla pueda contribuir a su sufrimiento.

Ni el neologismo ni su controversia existe en países latinoamericanos donde por desgracia las calles están llenas de niños y niñas nacionales que están solos, llamados niños de la calle (Venezuela) o meninos da rua (Brasil), y es indiferente si son extranjeros o no:

  • João, menino da rua que conoce como pocos las calles de Río de Janeiro, no sabe ni leer ni escribir y hace tres años que no va a la escuela, pero emite un diagnóstico lúcido y muy diferente, crudo, de las causas de la violencia juvenil: «Los policías son muchas veces los que generan nuestra revuelta, con sus agresiones y humillaciones diarias». [El Mundo (España), 24/07/2015]

Italia sí se enfrenta a un problema parecido por su proximidad con el norte de África, y también ha acuñado la sigla MSNA (Minori Stranieri Non Accompagnati). No estaría de más una colaboración con el país vecino en este sentido.

Anna Aguilar-Amat
DTIEAO-FTI
Universitat Autònoma de Barcelona (España)

mena m. y f.

Un pensamiento en “mena m. y f.

  • 2 de septiembre de 2020 a las 00:08
    Enlace permanente

    En México este neologismo no se usa.
    Es extraño que se nombre “menas” a los niños extranjeros no acompañados. Suena despectivo.
    Gracias

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