William Shakespeare (Stratford-on-Avon, 1564-1616) es conocido por su faceta como poeta, dramaturgo y actor, y es considerado uno de los autores más célebres e influyentes de la literatura inglesa y universal. Sin embargo, no es tan conocido por su faceta de neólogo. De las más de 1600 palabras que se le atribuyen, algunas fueron creadas por él y otras simplemente las popularizó, pues, si bien se utilizaban, no se habían plasmado nunca en papel. Acuñó palabras como, por ejemplo, gossip ‘chismorrear’, que aparece en La comedia de las equivocaciones, lonely ‘solo, -la’ (Coriolano), y bedroom ‘dormitorio’ (El sueño de una noche de verano) y la expresión break the ice ‘romper el hielo’ (La fierecilla domada). Muchas de ellas siguen formando parte de la lengua inglesa actual y han sido adoptadas por otras lenguas mediante préstamos, calcos u otras técnicas de traducción. Cuesta incluso creer que en un momento dado dichas palabras no existieran. Es indudable, por lo tanto, la gran repercusión que tuvo la obra de Shakespeare no solo en la literatura, sino también en la lengua.