Hace unos años una multinacional de informática lanzó a las redes sociales un programa que conversaba con los usuarios al mismo tiempo que aprendía de estas conversaciones. Después de unas horas la empresa tuvo que retirar el chatbot, ya que el experimento no dio el resultado esperado:
- Microsoft puso un chatbot (un programa capaz de simular una conversación humana) en Twitter y a las 16 horas lo retiró porque se había vuelto racista, homófobo, sexista… [Magazine (España), 2/9/2018]
Verdaderamente las conversaciones humanas son complicadas y difíciles de reproducir artificialmente, pero los programas informáticos que las simulan son cada vez más populares. Para referirse a este tipo de programas, Michael Mauldin acuñó en 1994 el término chatterbot, que ha convivido desde entonces en inglés con chatbot, si bien actualmente es más común el uso del segundo. Podemos comprobar esta prevalencia al consultar el término en los diccionarios de lengua inglesa: el Cambridge Dictionary, el Merriam-Webster y el Oxford English Dictionary recogen chatbot en su nomenclatura, en cambio chatterbot únicamente lo encontramos en el último.
Teniendo en cuenta la lengua de origen de la voz que nos ocupa, nos detendremos en la información que proporciona el Oxford English Dictionary. Se trata de un nombre formado por composición a partir del sustantivo chat, propiamente ‘charla’, y el elemento compositivo -bot, truncamiento de robot usado en inglés en la formación de nombres que designan un tipo de programa automático o software, particularmente el que busca información. En concreto, este diccionario define chatbot como «un programa de computadora diseñado para simular una conversación con un usuario humano, generalmente a través de Internet; especialmente uno utilizado para proporcionar información o asistencia al usuario como parte de un servicio automatizado». Desde su primer registro en el BOBNEO, el banco de los observatorios de neología, en 2014, este es el sentido que muestra el neologismo en los numerosos ejemplos que ofrece, procedentes tanto de medios de comunicación españoles como hispanoamericanos:
- «Es un logro destacado para nosotros y esperamos que fomente el interés en la inteligencia artificial y los chatbots (programas de ordenador capaces de mantener una conversación)», afirmó el ruso Vladimir Veselov, residente en EEUU y uno de los fundadores de «Eugene Goostman» junto al ucraniano Eugene Demchenko. [La Opinión de Murcia (España), 11/6/2014]
- Es por eso que el 47% de los encuestados están dispuestos a usar chatbots (programa que simula tener una conversación con una persona al brindar respuestas automáticas) para realizar preguntas directas y compras en un sitio web. [El Universal (México), 17/6/2017]
- ¿Cuántas pueden reconocer un chatbot con el que contesta una página web o entienden de qué manera y en qué orden las noticias y actualizaciones de estados se le despliegan al abrir Facebook? [Clarín (Argentina), 17/12/2020]
A pesar de la extensión del término, en español no aparece en los diccionarios de referencia. Tampoco ha sido incluido en el Dizionario Hoepli della lingua italiana; sin embargo, lo encontramos en repertorios de otras lenguas románicas, como en el Dicionário infopédia da Língua Portuguesa y en el Dicionário Priberam da Língua Portuguesa, y en francés en el diccionario Larousse y en Le Grand Robert, en el que no se ofrece una definición perifrástica sino una remisión a agent conversationnel ‘agente conversacional’. No es el francés la única lengua que propone fórmulas propias para sustituir el anglicismo. El Termcat, centro de terminología para el catalán, considera formas adecuadas bot o bot de conversa ‘bot de conversación’ y, como sinónimo complementario, assistent virtual ‘asistente virtual’, pero no chatbot.
Del mismo modo, en español también observamos el uso de formas alternativas como por ejemplo bot de charla o bot conversacional, que encabezan el artículo correspondiente de la Wikipedia. No obstante, para la Fundéu, órgano asesorado por la Real Academia Española, chatbot es un neologismo de creación propia plenamente válido, formado por acronimia a partir del término chat «servicio que permite mantener conversaciones intercambiando mensajes electrónicos a través de internet», recogido en DRAE23, y bot, acortamiento de robot. Conviene mencionar en este punto que el diccionario académico incorporó, en la actualización de 2021, bot con dos sentidos que se ajustan al que presenta en el neologismo que tratamos: «programa que imita el comportamiento humano» y ‘robot’ en su acepción como «programa que explora automáticamente la red para encontrar información».
Si bien la Fundéu considera el término un sustantivo de creación propia, la documentación muestra que se trata de una voz inglesa importada por el español en su forma y significado. En todo caso presenta una escritura ajustada a los usos del español, por lo que la Fundéu no ve necesidad en marcarla con cursiva ni ningún otro tipo de resalte. Como se observa en los ejemplos, el plural del término se forma añadiendo una -s final, con arreglo a la recomendación de la Fundéu. En relación con el género, el uso mayoritario es el masculino, pero observamos un ejemplo en femenino, que responde probablemente a un exceso de humanización del programa informático.
- Parece una típica interacción con un asistente de oficina. Pero Mila no es una asistente, sino un robot virtual o una chatbot. [El Comercio (Perú), 9/5/2016]
La mayoría de los chatbots tienen nombre, voz o aspecto femenino. Hay quien justifica esta elección porque las personas tienden a confiar más en las mujeres, aunque algunos estudios apuntan como causa el sesgo de género que se esconde en estas aplicaciones. Esta tecnología todavía está desarrollándose y evolucionando, pero según indican los estudios, dentro de pocos años en los países industrializados tendremos más conversaciones con los chatbots que con nuestros familiares, por lo que podemos esperar que el término se incorpore pronto al diccionario.
Susanna Pardines López
Acadèmia Valenciana de la Llengua (España)