La voz nanosatélite es un neologismo formado por nano-, etimológicamente, «una milmillonésima parte» más el nombre común satélite. El primer elementosuele describirse como «elemento compositivo» culto (DLE23) o como prefijo (NGLE 2009:§10.12o). Denota un tipo de vehículo espacial artificial de pequeño formato que, puesto en órbita alrededor de un cuerpo celeste, se emplea para recoger y transmitir información. El significado de nano- parece haberse resemantizado en nanosatélite, esto es, no equivale a su valor etimológico, puesto que la masa de este suele ser de entre uno y diez kilos, según la Agencia Espacial Europea.

[Fotografía] satélite sobre la tierra
SpaceX (Pexels)

Esta voz registra una doble paradoja que amerita nuestra atención. La documentamos, por un lado, de manera prolija a pesar de su escasa profundidad histórica de apenas unas décadas. Ello, por otro lado, pone de relieve la distancia que media en ocasiones entre la información cuantitativa y cualitativa, puesto que la abundancia de datos pareciera sugerir que nanosatélite está plenamente asentado en español. Este hecho es contestado por dos informaciones de calado e interrelacionadas. En otras palabras, la voz está fuertemente adscrita a textos de tipo científico o divulgativo, y estos, como consecuencia, se dirigen bien a un lector especializado y, por tanto, minoritario, bien a otro más amplio al que se ofrece contenido novedoso como dan cuenta los siguientes ejemplos:

  • Más adelante se construiría un tercer satélite para comunicaciones. Asimismo, el INTA ha decidido introducirse en el campo de los nanosatélites de sólo unas decenas de kilogramos de peso. Actualmente se diseña un satélite de 15 kg. que permitirá recibir o transmitir datos procedentes de la base «Juan Carlos I» en la Antártida. Este artefacto valorado en 500 millones de pesetas podría estar listo en 1998, momento a partir del cual las instalaciones científicas de la base podrían activarse desde España [ABC Cultural (España), 29/3/1996; CREA]
  • El lanzamiento del primer nanosatélite español, el Nanosat 01, se retrasa hasta el próximo 18 de diciembre. La causa es que el cohete Ariane que lo debe poner en órbita, junto al satélite de observación militar europeo «Helios IIA» y otros cinco microsatélites, ha sufrido problemas técnicos [El Mundo (España), 9/12/2004; CREA]

Como vemos, los contextos en que se consigna la voz suelen caracterizarse por el aire de primicia científica acompañada de una glosa de tipo explicativo, algo que nos informa de que no estamos en realidad ante un término lo suficientemente asentado en el uso común del español. Esto nos sitúa ante la ya mencionada paradoja en virtud de la cual la riqueza cuantitativa —varias decenas de miles de ítems léxicos en una búsqueda simple de nanosatélite(s) en Google— no siempre es suficiente para dar carta de naturaleza a una voz respecto del uso común de los hablantes. En suma, nanosatélite posee un marcado carácter neológico y no porque esta voz sea de reciente cuño ni carente de documentación, sino por el tipo textual que se ocupa de ella y por la necesidad de acompañarse de glosa explicativa de manera casi sistemática.

Sería tentador pensar que el desequilibrio —entre la escasa profundidad histórica más la gran documentación de nanosatélite y el tipo textual más la glosa explicativa— está apuntalado, además, por el ámbito al que se circunscribe la voz en cuestión, el de la ciencia, en que nuestra lengua está infrarrepresentada porcentualmente respecto del total de sus hablantes en comparación con otras lenguas. Ello, asimismo, podría explicar por qué unos neologismos avanzan más rápidamente en el uso a través de diversos tipos textuales, en soporte escrito y oral, y permean todos los estratos sociales. La cautela, no obstante, nos impide afirmar tal extremo de modo taxativo, algo que deberá ser comprobado por trabajos que se ocupen de ello de manera exhaustiva.

Lo anterior por sí solo parece no explicar el marcado carácter neológico de nanosatélite, que apenas consigna, por poner solo un ejemplo, cuatro casos en dos documentos en una base de datos sincrónica de referencia como CREA de la Real Academia Española. Otras voces como nanosegundo corren igual suerte, con un caso en 1974 en el corpus diacrónico CORDE y con once casos en nueve documentos en CREA, aunque con mayor dispersión diatópica, debido a que incluye muestras en Chile, España y México. Es decir, el hecho de que nanosegundo registre incluso mayor profundidad histórica que nanosatélite no redunda en una mayor representación en términos cualitativos. Así el término más abarcador nanotecnología, que denota toda una rama tecnológica basada en el estudio y en la manipulación de la materia a escala nanométrica, ofrece noventa y nueve casos en veintiún documentos en CREA. Esto nos señala mayores cautelas si cabe, puesto que, si bien es un término en apariencia asentado desde el punto de vista cuantitativo e incluso de reciente incorporación en el Diccionario de la lengua española (DLE23), documenta múltiples casos en pocos documentos, muchos de los cuales se acompañan de glosa explicativa. Lo anterior parece estar respaldado por la escasa recepción de la voz en obras lexicográficas de otras lenguas estrechamente vinculadas a la ciencia, por poner un ejemplo, solo algunos diccionarios del inglés, como Collins, recogen la voz.

Numerosas voces de la ciencia, o que en origen lo fueron, están hoy, sin embargo, plenamente asentadas en el cotidiano vivir de los hablantes a través de usos básicos etimológicos y también de extensiones metafóricas. La propia base léxica satélite, de la que deriva el neologismo que nos ocupa, posee una raigambre lexicográfica tanto en diccionarios académicos como no académicos de tres siglos. Inició como voz familiar que en singular preservaba el significado etimológico latino de «alguacil o corchete» y que en plural designaba las «cuatro estrellas pequeñas que acompañan a Júpiter y otras cinco que andan alrededor de Saturno» (adaptado de Autoridades 1739 en el Nuevo tesoro lexicográfico de la lengua española). Ha acabado estirándose y resemantizándose por probable influjo etimológico y preservando el carácter de guardiány acompañante que impregna hoy significados como el de «cuerpo celeste opaco que solo brilla por la luz refleja del Sol y gira alrededor de un planeta», y por analogía «satélite artificial», «persona o cosa que depende de otra y está sometida a su influencia», «Estado dominado política y económicamente por otro Estado vecino más poderoso» e incluso «complemento adjunto» (DLE23), entre otros. En el caso que nos ocupa, nanosatélite conserva un marcado carácter neológico a pesar de ser una realidad tecnológica ya asentada. Probablemente, empezará a ser una voz de uso común entre los hablantes de español cuando esta amplíe los contextos de uso, diversifique los tipos y soportes textuales en que se registra, impregne todos los estratos sociales, consigne una mayor dispersión diatópica y comience a documentar ejemplos que no requieran de glosa explicativa e incluso metáforas.

Javier Puerma Bonilla
Historia15
Universidad de Sevilla (España)

nanosatélite m.

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