«Si algo puede salir mal, saldrá mal». Con esta frase se resume a la perfección la idea que hay detrás de lo que comúnmente se conoce como la ley de Murphy. Aunque no se trate propiamente de una ley —porque no tiene base científica alguna—, sino algo más parecido a un adagio o una máxima, este sintagma se percibe como una observación irónica sobre la naturaleza impredecible de la vida e intenta describir aquellas situaciones en las que las cosas no salen según lo planeado o previsto, tal y como se observa en los siguientes contextos:

  • Aunque la crisis climática hace cada vez más rara la lluvia, es ley de Murphy que cuando se decida a llover tengas la ropa tendida en el exterior. [El Periódico (España), 13/10/2023]
  • A la agricultura en Colombia le está pasando lo de la ley de Murphy: Indalecio Dangond. [El Espectador (Colombia), 8/10/2023]
[Fotografía] una tostada de pan de molde en el suelo, con el lado sin mantequilla arriba
cottonbro (Pexels)

Así pues, la ley de Murphy transmite una actitud pesimista y bastante derrotista que se utiliza para valorar acontecimientos futuros importantes, como en los ejemplos anteriores —en el primer caso, la falta de lluvias, y, en el segundo, una política nefasta—, pero también otros más banales, como que una tostada siempre caiga al suelo por la parte que está untada con mantequilla y mermelada —esta sea quizás la imagen más recurrente para ilustrar esta ley—:

  • La ley de Murphy casi siempre se cumple a la hora de lavar el coche. Cuando el conductor finalmente se decide a llevarlo a limpiar, el cielo amenaza lluvia. [El Periódico (España), 19/12/2012]
  • Así que solo quedó esa ley de Murphy por la que si decides no coger el paraguas, acabas calándote hasta los huesos. [La Vanguardia (España), 15/1/2023]
  • Le respondería entonces recordándole que hay una especie de ley de Murphy sobre ellas: siempre va a haber alguna que esté contenta con lo que uno esté haciendo o diciendo. [El Espectador (Colombia), 18/12/2014]

Uno de los argumentos en contra de esta afirmación, tópico o creencia popular —llámenlo como quieran— es que su existencia implicaría que los objetos inanimados tienen algún tipo de conciencia que les hace reaccionar de una determinada forma. Por eso, a menudo esta ley se cita de manera jocosa para explicar eventos imprevistos o infortunios, y se usa como expresión humorística, tal y como indica el Diccionario del español actual (DEA), única obra lexicográfica de referencia en español que incluye este epónimo, recurso frecuente en términos especializados —¿no es eso lo que quiere aparentar este neologismo?—, y que lo define como «principio según el cual, si algo puede ir mal o peor, lo hará». En cuanto a la presencia en otros corpus lexicográficos de otras lenguas, este sintagma aparece en el Cambridge Dictionary y en el Oxford English Dictionary, indicado con la marca humorístico y coloquial, respectivamente. El primer diccionario explica que, en inglés, también se usa como equivalente Sod’s law —con la marca ofensivo—, axioma de la cultura británica, que proviene de la expresión popular unlucky sod ‘mala suerte’, usada para referirse a alguien que ha tenido alguna mala y desafortunada experiencia. En el segundo diccionario, la primera documentación es de 1951, y se define como «supuesta ley de la naturaleza, adaptada humorísticamente a diferentes contextos, que expresa la certeza de que en cualquier situación todo lo que puede salir mal, saldrá mal».

Aunque el origen del sintagma no está del todo claro, su autoría se atribuye a Edward A. Murphy Jr. (1918-1990), un ingeniero aeroespacial que trabajaba para la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF) y diseñaba sistemas de seguridad. Hay distintas versiones acerca de cómo fue formulado inicialmente el enunciado por el propio Murphy. A finales de los años cuarenta, la USAF estaba desarrollando experimentos para probar la resistencia humana durante una desaceleración rápida en cohetes sobre rieles con una serie de frenos en un extremo. El ingeniero propuso usar unos medidores electrónicos sujetos al arnés para medir la fuerza ejercida sobre ellos durante la desaceleración. Un asistente de Murphy fue el encargado de cablear el arnés y, tras la prueba, comprobaron que los sensores dieron una lectura de cero. Pronto se percataron de que se había producido un error durante la instalación y que el problema tenía su origen en los cables, conectados al revés. Según palabras de George Nichols —otro ingeniero que estaba presente durante el ensayo—, Murphy, decepcionado, le echó la culpa a su ayudante y pronunció la siguiente frase: «Si tiene una forma de cometer un error, lo hará». La versión de Nichols es que la ley de Murphy surgió más adelante, mientras estaban charlando con otros miembros del equipo. Con el tiempo se convirtió en la frase que encabeza este artículo —gracias, en parte, a Larry Niven, escritor de ciencia ficción que la popularizó más tarde— y desde aquel momento se empezó a hacer referencia, si bien en un principio de forma socarrona, a esta paráfrasis como ley de Murphy. En algunos casos sirve para introducir un hecho desgraciado y en otros este sintagma aparece parafraseado en el mismo contexto de aparición. Como muestra, véanse estos ejemplos:

  • El resultado fue el predicho por la ley de Murphy: una planta con las flores del rábano y las raíces de la coliflor. [El País (España), 4/10/1995]
  • Nunca digas nunca es un principio de conducta que tiene evidencia a su favor, pues la vida da sorpresas, ocurren con frecuencia situaciones no contempladas por los más finos escenarios prospectivos o estratégicos y no se puede excluir que suceda lo peor si algo va a salir mal, parafraseando la ley de Murphy. [Reforma (México), 13/6/2012]

Como hemos visto, aunque a menudo la ley de Murphy se menciona con un sentido humorístico, también se usa como recordatorio de la importancia de la planificación y la preparación para enfrentarse a lo inesperado. A pesar de que no se puedan prever todos los problemas potenciales de una situación concreta, ser conscientes de la posibilidad de que las cosas salgan mal puede ayudarnos a desarrollar estrategias para mitigar el impacto cuando sucedan. O, dicho de otro modo, la ley de Murphy nos recuerda que, en la vida, a veces las cosas no salen como planeamos y que la capacidad de adaptación y la resiliencia son habilidades valiosas para enfrentarnos a algunos desafíos cotidianos.

Martí Freixas Cardona
Observatori de Neologia, Universitat Pompeu Fabra (España)
Università per Stranieri di Siena (Italia)

ley de Murphy f.

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