Con la importancia que tienen los medios de comunicación en nuestra sociedad, el compuesto sintagmático tormenta perfecta se ha popularizado enormemente y está ganando enteros por su gran adaptabilidad en diferentes contextos. Se trata de un sintagma con una función muy definida, ya que permite realizar comparaciones a la vez que elucubrar con los efectos y las consecuencias de algunos temas de la incandescente actualidad.

[fotografía] Tormenta eléctrica sobre una ciudad.
Andre Furtado (Pexels)

El neologismo tormenta perfecta se ha convertido en una colocación frecuente en español del tipo sustantivo + adjetivo. Sin embargo, esta colocación no es casual ni aleatoria, ya que tiene un origen muy marcado: proviene del inglés the perfect storm y surgió en 1991, cuando una enorme y profunda borrasca extratropical salió al océano Atlántico desde los Estados Unidos. Al mismo tiempo, un ciclón tropical comenzó a ser absorbido por esta borrasca y fue integrada en la depresión extratropical. Sin embargo, la gran sorpresa llegó cuando la depresión siguió ganando terreno y se formó un auténtico huracán, el huracán Grace. A esta tormenta se la conoce como la tempestad de Halloween y provocó el hundimiento del pesquero Andrea Gail que sirvió de base a la novela que recibe el nombre de La tormenta perfecta de Sebastian Junger (1997), o la película homónima de Wolfgang Petersen, estrenada tres años después.

En síntesis, el resultado fue que esta tormenta, a priori inofensiva, se convirtió en una auténtica catástrofe debido a una acumulación de factores negativos, que supusieron un incremento completamente desmesurado de las previsiones iniciales que se habían realizado mediante los instrumentos meteorológicos más precisos y dieron como resultado la tormenta perfecta. Sin embargo, a pesar de que el término surgió en el ámbito especializado de la meteorología, su evolución ha permitido extender su significado hasta el que conocemos hoy en día, con el que se designa la situación en la que intervienen diversos factores de riesgo, cada uno de los cuales, por separado, no generarían un gran impacto, pero que, combinados, pueden dar lugar a una catástrofe inevitable; por eso, se recurre a este sintagma para hablar de posibles escenarios de desastre. De esta manera, nos encontramos ante un término en el que su trasfondo, que es la acumulación de factores externos negativos que agravan una situación y que, sin embargo, se valora positivamente como perfecto, ha devenido un concepto que se ha estabilizado en español.

Por lo que respecta a su aparición en los diversos diccionarios, no se documenta en ningún diccionario de lengua o de neologismos en español, probablemente debido a su uso relativamente reciente. No obstante, en la Fundéu en el año 2021 se registró una definición muy primitiva y escueta del sintagma, sin hacer referencia a su origen. Asimismo, para ver la aceptación del término en el español podemos tomar como referencia el CORPES XXI, que comienza a registrar el sintagma en el año 2001 en Argentina y en España, y posteriormente muestra cómo se extiende en otros países de Sudamérica. Podemos observar su uso en diversas variedades del español a través de los siguientes ejemplos:

  • Pablo Goldberg, ejecutivo de la consultora Merrill Lynch, presume que pueda estar formándose en Venezuela una tormenta perfecta. «La falta de una estrategia económica constante a largo plazo ha creado entre inversionistas la sensación de que el país podría entrar rápidamente en una crisis». [El País (España), 9/12/2001]
  • Pero sus «megaproyectos» que podrían hacer más por elevar el crecimiento siguen lo que Pridiyathorn Devakula, gobernador del Banco de Tailandia, llamó tormenta perfecta: altos precios del petróleo, hambruna, tsunami, alborotos en el sur musulmán y un giro negativo en la industria de la electrónica. [El Mercurio (Chile), 14/12/2005]
  • «La movilización de los campesinos será también una alerta ante el posible albazo de recorte al presupuesto; hay una tormenta perfecta para ello con la baja del precio del petróleo y el deslizamiento del peso frente al dólar», agregó Álvaro López Ríos, líder de la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas. [La Jornada (México), 6/1/2015]
  • Si a todo eso añades una sociedad armada hasta los dientes en la que parece normal andar con pistola, la tormenta perfecta está servida. [El País (España), 2/10/2021]
  • La industria de biodiesel en Argentina se encuentra ante una tormenta perfecta. La sequía ha impactado fuertemente la dinámica del sector durante este 2023, llevándola a operar con niveles de capacidad ociosa incluso mayores a los observados durante la pandemia. Sin embargo, esta coyuntura es un contratiempo más de un sector que ya acumula varios años de estancamiento. [Clarín (Argentina), 8/10/2023]

La correspondencia del término en inglés, francés, italiano y catalán es perfect storm, tempête parfaite, tempesta perfetta y tempesta perfecta, respectivamente. En lo relativo a su inclusión en los diccionarios, encontramos que, en inglés, tanto el Oxford English Dictionary como el Cambridge English Dictionary recogen la acepción con la que conocemos este término en español. Asimismo, en francés, el Dictionnaire de la langue française también tiene una entrada donde incluso aporta datos de frecuencia del término en diarios como Le Monde o incluso un estudio de su evolución histórica. En contraste, tanto en italiano como en catalán, podemos ver que el origen del término es el mismo y acaba teniendo el mismo uso por parte de los medios de comunicación, aunque no aparece registrado ni en el Gran diccionari de la llengua catalana ni en el Dizionario Hoepli della lingua italiana.

En definitiva, dado que la popularidad de este término en castellano se ha asentado y aparece con frecuencia creciente, sería recomendable que en un futuro cercano se recogiera su uso en los diccionarios, puesto que en los corpus ya se contabiliza un gran número de contextos de tormenta perfecta y conforma, en definitiva, una expresión lexicalizada integrada en el imaginario colectivo.

Daniel Babiano Gil
Universitat Pompeu Fabra (España)

tormenta perfecta f.

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