En 1994 la multinacional Danone inició una campaña publicitaria para lanzar un nuevo producto al que denominó yogur griego. En el anuncio aparecía una mujer ataviada con la ropa tradicional de este país, que supuestamente mostraba su enfado porque España le había arrebatado a Grecia su último tesoro más preciado. El uso de los colores propios de la bandera de Grecia (blanco y azul) en el etiquetado, junto a una imagen que evocaba el templo de Poseidón en Sunio (a sesenta y cinco kilómetros de Atenas), provocó ciertos equívocos acerca de su lugar de fabricación y generó una intensa polémica con la empresa productora de yogures en Grecia, Fage Dairy Industry S. A. (FDISA), que desembocó en una demanda judicial. No obstante, el uso del gentilicio fue un artilugio publicitario acerca de sus características, ya que la denominación de griego para el yogur no implicaba que este alimento se hubiera producido en esa zona geográfica. Prueba de ello es que en el etiquetado se indicó la designación del fabricante, así como el lugar en el que el producto era elaborado (Parets del Vallès, Barcelona), por lo que no cabía ninguna duda de que se había fabricado en España. De hecho, en 1998 la campaña publicitaria se modificó y en ella se expresaba claramente que era un yogur «fabricado en España a la receta griega».
Desde el punto de vista morfológico, yogur griego es un término compuesto por disyunción, dado que se trata de una lexía compleja formada por dos elementos que, aunque no aparezcan fusionados gráficamente, designan un único objeto. La relación semántica que se establece entre el sustantivo yogur y el adjetivo griego es de especificación, esto es, griego delimita la extensión de yogur y nos indica que se trata de un tipo de yogur, concretamente, uno que se caracteriza por ser más espeso, menos azucarado y de mayor contenido proteínico que un yogur natural. La denominación de griego, por tanto, obedece a la textura espesa y cremosa de este producto, algo que se consigue eliminando el suero del yogur, lo cual implica que tenga más proteínas, menos carbohidratos y menos azúcares que cualquier otro. Dicha denominación se ha mantenido también en otras lenguas, como el inglés (greek yogurt), francés (yaourt grec), alemán (griechischer joghurt), portugués (iogurte grego) o italiano (yogurt greco).
Este término no se encuentra en la mayoría de los diccionarios de lengua española consultados (Alvar2, Clave, DEA, DLE, VOXUSO), salvo en el NEOMM, que lo define como «producto lácteo elaborado con leche de vaca o de cabra, con mayor proporción de materia grasa y cremosidad que el yogur ordinario» e incluye un ejemplo de una obra de 2013:
- Prepara estas crêpes y la compota según las recetas del apartado «Recursos». Si lo prefieres, puedes sustituir la salsa de frambuesas por yogur griego y la compota de manzana por compota de mango, preparada de la misma manera. [M. Carnicero (2013), Grandes recetas para cocinas pequeñas]
No obstante, en el Oxford English Dictionary, además de registrarse como Greek yogurt en 2015, se indica que el primer uso escrito de este compuesto es del año 1968. En cambio, en el Corpus de Referencia del Español Actual (CREA) la voz se documenta por primera vez en España en 1997:
- ¿No negará que se ha comido unos yogures griegos en la portada de un periódico español? [ABC Electrónico (España), 4/11/1997]
Según el Corpus del Español del Siglo XXI (CORPES XXI), es a partir del 2010 cuando se registra este vocablo en textos hispanoamericanos (periodísticos y novelísticos) y estadounidenses:
- ¿Sabía usted que puede hacer yogur griego en casa? [El Comercio (Perú), 10/3/2010]
- La granola de la casa incluye frutos secos, yogur griego y frutos rojos en porciones tan generosas que se pueden compartir. [Revista Fucsia.com (Colombia), 14/7/2010]
- Una merienda perfecta es yogur griego con bayas o un puñado de almendras con una fruta. [HuffPost Voces (Estados Unidos), 24/5/2012]
- Llega a la cocina y abre la nevera buscando no sabe bien qué. Hay varios yogures griegos. [Julio Espinosa Guerra, La fría piel de agosto, Santiago de Chile: Aguilar Chilena Ediciones, 2013]
- También realiza combinaciones originales, como en aquella ocasión que hizo postre con higos, naranja y yogur griego, el cual quedó muy rico y fresco. [El Conocedor (México), 10/2014]
- No se trata de que elimines el azúcar de tus alimentos, sino que evites alimentos adicionados con azúcar, como por ejemplo jugos enlatados o yogures de sabores; trata de consumir yogur griego y agua natural. [Primera hora (Puerto Rico), 17/3/2014]
- Si eres intolerante a la lactosa tienes la opción de los lácteos vegetales o el famoso yogur griego. [El Universo (Ecuador), 22/3/2018]
En BOBNEO aparece por primera vez en 2010 en revistas españolas de artículos de alimentación:
- Hay yogures griegos de sabor natural y natural azucarado, para agradar a todos los paladares. [Revista del Club Día (España), 1/3/2010]
- Combina el clásico yogur griego con las mejores frutas mediterráneas: naranja, limón y mandarina. [Sabor (España), 1/3/2013]
Las diferentes bases de datos consultadas constatan que yogur griego es un sintagma muy extendido tanto en el ámbito español como en el hispanoamericano, lo cual no nos puede extrañar si tenemos en cuenta que remite a un producto comercializado desde hace varios años y muy conocido no solo como postre, sino también como ingrediente de muchas salsas en la gastronomía. Por tanto, con todos estos precedentes, no cabe duda de que poco a poco se irá abriendo camino en las fuentes lexicográficas.
Elisa Barrajón López
NEOROC, Grupo NeoUA (España)
Fantastico post