El mundo político está lleno de ismos, tanto los que se refieren a doctrinas o sistemas (comunismo, socialismo, soberanismo) como a actitudes o tendencias (abstencionismo, altruismo, aislacionismo). En general, estos derivados cumplen una función denominativa y parten del significado del sustantivo o adjetivo al que se adjunta el sufijo –ismo, como, por ejemplo, keynesianismo, ‘movimiento que sigue las ideas de John M. Keynes sobre el control del nivel de actividad económica’. Sin embargo, el caso de buenismo es distinto, tanto por su formación, a partir de un adjetivo en el que no se basa ni tampoco inspira un movimiento o actitud propiamente dicho, como por el valor despectivo que encierra, que vemos reflejado en los ejemplos siguientes:
- A lo largo de sus páginas, siempre en tono de humor, De España se despacha a gusto con todo lo que nos mueve al odio en la sociedad contemporánea, desde el fútbol y el nacionalismo hasta el buenismo encarnado en gentes como Bruce Springsteen, Robin Williams y Emilio Aragón. [El Periódico (España), 27/11/2000]
- Son muchos los jóvenes que se articulan a las ONG y están sensibilizados con la pobreza o la migración y lo proyectan como un símbolo de su «buenismo». Pero son los empresarios quienes asumen la dirección de política exterior, cuya lógica está fundada en los intereses del capital trasnacional acorde con la dinámica de la economía de mercado. [La Jornada (México), 18/02/2007]
- Pero también lo es [una gran ilusión y un fiasco] el triste afán contemporizador, ese buenismo posmoderno que debilita a la democracia y fortalece a sus enemigos. [El Universal (Venezuela), 30/12/2009]
- Si se quiere, [faltan puentes] hacia la felicidad, el bienestar, la vida digna y el cuidado de sí mismo, de los demás y del mundo en que habitamos y hacia una paz que no sea el imperio del buenismo y la ausencia de problemas. [El Colombiano (Colombia), 9/01/2011]
- Confundir humanismo con «buenismo», solidaridad social con populismo y voluntad política con estrategias partidarias es un gran error, error que se paga muy caro, pues aunque a algunos les parezca un problema ajeno y de poca importancia, la historia de la humanidad demuestra que las fronteras del horror son mucho más amplias que lo que aparentan y los paraísos se convierten en infiernos con más velocidad que un rayo. [La Nación (Argentina), 8/05/2015]
Como podemos observar, este neologismo se usa siempre de forma negativa, como una actitud o posición política que existe pero que siempre es reprochable, y a la que, por lo tanto, ningún grupo político se adscribe voluntariamente, sino que lo hacen los partidos contrarios o la prensa. Esta connotación nace de la misma formación de la palabra, ya que no se puede tomar en serio una corriente política que se basa en algo tan simple e inocente como el ser bueno y que no parece ser consciente de los problemas de la vida real. Los diccionarios Clave y NEOMM, las únicas fuentes lexicográficas que recogen buenismo, reflejan este valor con la marca desp. (‘despectivo’):
Clave desp. Actitud bondadosa, considerada ingenua o ineficaz. Se emplea especialmente en el ámbito político.
NEOMM desp. Conducta basada en la creencia de que los problemas pueden resolverse a través del diálogo, la solidaridad y la tolerancia.
Estos dos diccionarios presentan el concepto de forma distinta, pero a la vez complementaria (Clave se centra en valorar la actitud, mientras que NEOMM especifica las creencias asociadas a la conducta), aunque solo Clave especifica que el contexto en el que se usa el término es la política. De hecho, por lo que podemos observar en los ejemplos, a principios del 2000 el término tenía un alcance más general, y luego se politizó, estableciendo el uso con el que se acabaría fijando. En italiano, lengua en la que esta palabra también es usada con frecuencia, en la entrada de buonismo del Grande Dizionario Hoepli Italiano se marca la palabra como propia del ámbito político y después se añade un significado más general que ha surgido por extensión. En francés, en cambio, bonisme no ha llegado a los diccionarios, aunque lo encontramos en los títulos de varios libros.
El Observatori recogió buenismo por primera vez en el año 2000, y fue especialmente frecuente en los años 2004-2006, un hecho que en España se asocia a la llegada al gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Aunque ha pasado bastante tiempo desde ese primer repunte, los ejemplos muestran que esta doctrina política sigue viva y que es un concepto que todavía identifica ciertas actuaciones políticas actuales; de hecho, la simplicidad de su formación, con el adjetivo bueno, favorece su vigencia a lo largo del tiempo y, como muestran las fuentes, en todos los territorios de habla española. Así pues, buenismo sería una adición interesante al DRAE, así como también el adjetivo buenista, que Clave también incluye.
Alba Milà-Garcia
Observatori de Neologia
Universitat Pompeu Fabra (España)