El neologismo confrontacional es un adjetivo generado por derivación léxica a partir del sustantivo confrontación y el sufijo -al. Desde la perspectiva morfológica, la construcción sigue las reglas de la morfología léxica del idioma para formar un adjetivo. En lo que concierne a su significado, el término ha adquirido el valor semántico de ‘relativo o perteneciente a la confrontación’ y, más concretamente, tal y como se define en el Diccionario de americanismos de la Academia, «que puede provocar confrontación o enfrentamiento», «que provoca confrontación o enfrentamiento».
Conforme a esta obra, el término compite con confrontativo. Tanto confrontacional como confrontativo se emplean en un registro culto o esmerado. Ninguna de ambas voces se registra en el Diccionario de lengua española (DLE) de la institución. Tampoco se encuentra en el DEA, DUE, Clave, DERAE (Diccionario del estudiante de la RAE), Alvar2, etc.
La presencia de este término en los corpus de que dispone el español —CORPES XXI, CREA, Mark Davis— indica que confrontacional se descubre en las construcciones «política confrontacional», «afán beligerante y confrontacional», «ánimo confrontacional», «movimiento confrontacional», todas ellas en textos básicamente periodísticos del ámbito político, económico o judicial y, en menor medida, en las ciencias sociales. Una búsqueda aleatoria en Internet nos remite a construcciones del tipo «lista negra confrontacional», «duro y confrontacional con su rival», etc. Todas estas construcciones hacen pensar que el término está negativamente connotado; esto es, que aporta un sentido vinculado con la idea de querella o disputa, significado que, sin embargo, diccionario en mano, no refleja el sustantivo del cual proviene. El único diccionario que sugiere este sentido es el Diccionario de neologismos de la lengua española de la editorial Larousse (1998). Dicho repertorio recoge la siguiente definición: «enfrentamiento dialéctico violento entre dos o más personas». Alvar2 (2004) ni siquiera trae la voz.
Acorde con los corpus investigados, el uso del adjetivo se prodiga mayormente en Hispanoamérica —muy en especial, en Chile— si bien también es habitual en Perú, Ecuador y Colombia. Efectivamente, el CREA registra su primer uso en el año 1992 en una monografía publicada en México:
- La ausencia de imaginación diplomática y de generosidad del lado norteamericano, la ausencia de imaginación política y eficacia económica del lado cubano pueden, aún, conducir a los dos países a un baño de sangre confrontacional. [Carlos Fuentes, El espejo enterrado, Fondo de Cultura Económica (México), 1992]
De acuerdo con el CORPES XXI, en el español peninsular se refleja de forma tímida alguna que otra incidencia a partir del 2008.
- Sin duda se trata de los sectores más recalcitrantes en términos políticos y culturales de España. Es una fidelización incapaz de superar el umbral del discurso confrontacional y desestabilizador. [Elecciones generales – Izquierda Unida (España), 2008]
El BOBNEO, banco de los observatorios de neología, detecta el término a partir del 2004:
- Pese a las palabras confrontacionales de Mesa, Lagos optó por ofrecerle públicamente y una vez más un convenio para que el país altiplánico exporte al Pacífico su gas por un puerto de Chile. [Expreso (Perú), 30/5/2004]
- La administración del día a día es generalmente desgastante y confrontacional. [El Comercio (Perú), 20/2/2005]
En lo que concierne a la lexicografía digital, confrontacional se puede encontrar en el Diccionario abierto del español, en la Wikipedia, en el Reverso Synonyms, etc. La rapidez con que estos diccionarios han documentado la voz indica en cierta medida que el uso está ya muy extendido.
En la lexicografía no hispánica, el único diccionario que trae la voz confrontional es el Oxford English Dictionary (OED), que documenta por primera vez en 1975. Como se puede comprobar, la connotación de disputa o de querella se detecta en la propia definición. El repertorio inglés define la voz como sigue:
confrontational adj. characterized by or likely to cause confrontation (sense 3); aggressive, marked by an adversarial approach.
Atendiendo a esta cronología, los antecedentes del término en español cabe buscarlos como neologismo que penetra a través de esa lengua.
Una última indagación nos ha llevado a buscar confrontacional en la Hemeroteca Digital (HD) y en la Biblioteca Virtual de Prensa Histórica (BVPH). Los registros encontrados en la HD se documentan a partir del 1984:
- […] negociaciones sobre armas nucleares, algo que, según muchos, se debe a la política confrontacional. [Diario de Las Palmas (España), 24/8/1984]
En la segunda hemeroteca hemos encontrado numerosas incidencias en distintas revistas principalmente del ámbito político, cuyo significado se decanta claramente hacia una connotación negativa:
- Los soviéticos ligan el debilitamiento de la distensión a la adopción de una línea agresiva y confrontacional por parte de los dirigentes norteamericanos, consecuencia de transformaciones internas al capitalismo. [Leviatán (España), 1/6/1984]
Este desajuste entre la documentación «oficial», por así decirlo, y la prensa periódica, en el caso de confrontacional impone una revisión más detallada del término a fin de justificar, en primer lugar, la vinculación existente entre las primeras incidencias en suelo peninsular y la prensa inglesa, si es que la hay; no hay que descartar la creación neológica a partir de la propia morfología del español, creación que, por lo que fuere, no progresó en su momento. En esta misma línea, resulta conveniente indagar esa especie de «ojos del Guadiana», de aparición y desaparición del adjetivo de los textos nacionales para recalar, décadas más tarde, en el continente americano. En segundo lugar, parece necesario repensar la connotación negativa que para muchos hablantes tiene el término confrontación, sentido que no recoge la mayoría de los diccionarios del español consultados y que, sin embargo, sí es patente en los diccionarios ingleses y, en menor medida, en los franceses. Así las cosas, dicha connotación constituiría, en definitiva, un neologismo de sentido —anglicismo— que justificaría la semántica de confrontacional tal y como se desprende de los ejemplos aportados.
Mònica Vidal Díez
Universitat de Barcelona (España)