Las redes sociales llevan cerca de dos décadas modificando la manera en que la gente utiliza Internet, y no parece que esto vaya a cambiar. En julio de 2021, Mark Zuckerberg anunció que la red social Facebook pasaba a llamarse Meta e hizo famoso el concepto metaverso. Sin embargo, este término no lo acuñó el multimillonario estadounidense, sino que fue el escritor de ciencia ficción Neal Stephenson quien lo utilizó por primera vez en la novela de 1992 Snow Crash, donde describía un entorno virtual en el que la gente se relacionaba mediante avatares.
En cuanto a la formación de este neologismo, vemos que se trata de un acrónimo formado por la unión de dos elementos: el primero es el elemento compositivo meta-, que proviene del griego y significa, entre otras cosas, ‘después de’ o ‘junto a’, mientras que el segundo es -verso, que es la terminación de la palabra universo. Con esta construcción, Stephenson quería enfatizar lo que vendría después de Internet. Zuckerberg recogió la visión del escritor sobre el metaverso y cambió el nombre de su empresa a Meta: de esta forma podía hacer referencia al significado de la palabra y a la vez decir que se trataba del universo de su empresa.
Durante el último año, el uso de metaverso ha aumentado sobremanera y no resulta extraño encontrarlo mencionado en los medios de comunicación, tanto para referirse al metaverso de Meta o el que quieren crear otras compañías como para referirse al concepto original de la palabra:
- ¿El metaverso de Zuckerberg será disruptivo o es solo marketing? [La Vanguardia (España), 3/1/2022]
- LEGO quiere crear un metaverso para niños en colaboración con los creadores de Fortnite. [El Comercio (Perú), 13/4/2022]
- El metaverso es un mundo digital compartido como no se ha tenido, como ni siquiera se ha vislumbrado, nos dicen expertos como Humberto Sossa, jefe del Departamento de Robótica y Mecatrónica del IPN. [La Jornada (México), 7/5/2022]
El vocablo metaverso no aparece en ninguna de las fuentes lexicográficas de la lengua española que hemos consultado. El hecho de que se trate de una novedad tan reciente propicia que todavía no se haya registrado en ninguno de los diccionarios de lengua española, ya sean generales, de uso o de neologismos, pero sí que aparece en algunos diccionarios en línea de lengua española como el Diccionario del español total o en la Fundéu. Además, el Diccionario de neologismos de la lengua española (Larousse) sí documenta una palabra no muy alejada: metauniverso, que «designa todo lo situado más allá del Universo», con la que es fácil establecer la relación, si bien pertenece a los ámbitos de especialización de la astronomía y la física para designar todo lo que hay más allá del límite del universo.
Metaverso tampoco aparece en diccionarios generales de otras lenguas como el Diccionari de l’Institut d’Estudis Catalans, Le Grand Robert o el Dizionario Hoepli della lingua italiana. Sin embargo, es distinta la situación en la lengua que creó el acrónimo: los diccionarios Collins Dictionary, Merriam-Webster o Oxford English Dictionary sí recogen metaverso en sus lemarios. Además, este último aporta diversos contextos: el primero, de 1992, remite a la obra de Stephenson que hemos mencionado más arriba, así como los siguientes se refieren todavía a un uso más relacionado con la ciencia ficción. En cambio, en las fuentes que datan del siglo xxi, y probablemente por la aparición de las primeras redes sociales como Facebook o MySpace, ya se empieza a utilizar metaverso para referirse a situaciones virtuales diversas. Por ejemplo, la revista Wired o el diario Los Angeles Times empezaron a publicar artículos sobre un metaverso que ya no era no tan ficticio:
- Second Life… [is] a social networking service, amped up into a metaverse —a term swiped from sci-fi writer Neal Stephenson to describe virtual worlds. [Los Angeles Times (EEUU), 23/3/2008]
En definitiva, metaverso es una palabra que, independientemente de cómo evolucione la empresa de Zuckerberg, ya hemos integrado y es muy probable que permanezca en uso. Afortunadamente, se trata de una palabra que el español puede adaptar (y ha adaptado) fácilmente, ya que, al igual que en otras lenguas, también existe el elemento compositivo meta– y la terminación -verso. Por lo tanto, no hay motivo para que las obras lexicográficas de referencia no lo recojan en sus páginas, tanto escritas como virtuales. Si no, los mismos organismos que deben documentar la evolución de la lengua española corren el peligro de pasar a un segundo plano en el metaverso.
Carlos Ruiz Fernández
Universitat Pompeu Fabra (España)