Del latín domestĭcus, de domus ‘casa’. Cuando encontramos el adjetivo doméstico, doméstica inmediatamente nos remite a lo que tiene que ver con la casa, sus habitantes (humanos o animales), la familia y todo lo que pasa en ese entorno de intimidad. Es una voz de uso cotidiano; de hecho, el Corpus de Referencia del Español Actual (CREA) la recoge con una frecuencia media-alta, por lo que, en primera instancia no se percibe como un neologismo.