Es un hecho que las modas son cíclicas. Lo confirman el retorno de los pantalones campana o los cortes de pelo al más puro estilo Farrah Fawcett. En plena era digital, llama la atención que haya escasez de carretes fotográficos o que todavía haya demanda de discos de vinilo o videoconsolas retro. Sin ir más lejos, uno de los regalos estrella de las pasadas Navidades fue el Tamagotchi, la mascota digital que marcó la infancia de toda una generación. Nacido en Japón y comercializado por Bandai en el año 1996, fue un fenómeno en todo el mundo. Todos, niños y no tan niños, vivían pendientes de su nueva mascota virtual. El aparato era sencillo: tenía la forma de un huevo y cabía en la palma de la mano, lo que permitía poder llevarlo a todos lados. En la pequeña pantalla vivía un alienígena compuesto de píxeles al que se tenía que cuidar.