Orwelliano y orweliano son variantes gráficas que provienen del inglés orwellian. La primera aventaja a la segunda en los textos del CORPESXXI, CREA y CDH, así como en BOBNEO, la principal fuente para el estudio de neologismos. Este adjetivo se suma a la amplia relación de formaciones internas o inducidas en –iano -na con base antroponímica: alarconiano (DLE), azoriniano (DLE), barojiano (DLE), becqueriano (DLE), brechtiano (fr. brechtien, ing. brechtian, DLE), byroniano (ing. byronian; fr. byronien, DLE), entre otros derivados relativos a escritores o personajes literarios. Una particularidad de este adjetivo es la escasa o casi nula presencia en la lexicografía de diferentes lenguas. El OED registra orwellian, pero faltan los correspondientes cognados en diccionarios de francés, italiano, gallego y catalán. El Dicionário Priberam Online de Português Contemporâneo contiene esta palabra y la define como adjetivo del ámbito literario: «relativo a George Orwell» y «que ou quem admira ou se dedica ao estudo e à investigação da obra de George Orwell». En la lexicografía del español solo Alvar2 lematiza orwelliano: «del escritor inglés George Orwell». Este diccionario define la acepción relacional, pero no contempla los usos calificativos del derivado de Orwell, autor de obras de gran impacto, especialmente sus novelas distópicas.
Mario Vargas Llosa propone una definición acertada de este deonomástico:
El adjetivo orwelliano, primo hermano de «kafkiano», alude a la angustia opresiva y a la sensación de absurdidad extrema que generan las dictaduras totalitarias del siglo xx, las más refinadas, crueles y absolutas de la historia, en su control de los actos, las psicologías y hasta los sueños de los miembros de una sociedad. [Mario Vargas Llosa (2002), La verdad de las mentiras, CREA]
A la luz de los datos que proporcionan los corpus mencionados y BOBNEO, hemos intentado completar el árbol de acepciones de este derivado, que consideramos formación propia con base antroponímica de otra lengua. La existencia de orwellian ha propiciado el triunfo de esta variante en español y la ausencia de orwellesco y orwellino en las fuentes consultadas, así como la rareza de estos últimos deonomásticos en medios digitales.
Hemos tenido en cuenta los usos relacionales y los calificativos; así mismo, hemos seguido la estela del diccionario académico en el intento de recoger las acepciones y subacepciones que el vocablo ha generado.
1. adj. Perteneciente o relativo a George Orwell, pseudónimo de Eric Arthur Blair, escritor y periodista británico: la obra orwelliana.
- El anuncio televisivo de Macintosh, dirigido por Ridley Scott, era una parábola orwelliana donde una atlética, rubia e inconformista Apple acababa mazo en mazo con el «gran hermano». [El País (España), 21/9/1997]
- A Tim Robbins le interesa la vinculación de George Orwell con Barcelona, de ahí que la representación en la capital catalana de su particular montaje de la profecía orweliana de la videovigilancia, 1984, del 30 de septiembre al 4 de octubre, no vaya a ser una más de la gira de la compañía teatral Actor’s Gang. [La Vanguardia (España), 9/8/2009]
- El sueño orweliano del gran hermano se hará real. Y hace falta tener mecanismos para controlar estos servicios. [El País (España), 19/10/2004]
2. adj. y m. y f. Partidario o imitador de la obra de Orwell:
- el más ferviente orwelliano. [Jesús Silva-Herzog (2007), CORPESXXI (México)]
3. adj. Agobiante, opresivo: una situación orwelliana:
- […] un orden orwelliano de paz belicosa. [Lamo de Espinosa (2004) CORPESXXI (España)]
- […] contemplan esta actividad policial como una explosión de autoritarismo orwelliano y una intromisión injustificada en la vida de la gente. [La Vanguardia (España), 10/12/1997]
4. adj. Referido al discurso, que es manipulado con el fin de disimular la verdad: un lenguaje orwelliano:
- Un elemento fundamental para estas terapias orwellianas serán las llamadas encuestas posdebate y las sesudas mesas redondas de análisis que irán instalando [La Jornada (México), 5/6/2006]
Los testimonios localizados en BOBNEO, CORPESXXI, CREA y CDH indican que este adjetivo se emplea con prodigalidad como calificativo (acepciones 2, 3 y 4) en el análisis de situaciones propias de regímenes totalitarios, como el que George Orwell plasma en sus obras Rebelión en la granja (1945) y 1984, publicada en 1949, donde el relato de la manipulación del discurso y el control de la vida humana por parte de los todopoderosos es premonitorio de las desgracias de la sociedad actual.
El mismo deonomástico evoca las malas artes de quienes recurren al eufemismo para ocultar la verdad con información falsa o construyen mensajes contradictorios que confunden a la población. El doble pensamiento (doublethink) forma parte de la neolengua orwelliana. El neologismo define la perversión de aquellos que intentan la reinterpretación de hechos constatables mediante recursos eufemísticos de atenuación: «incursión aérea» por «bombardeo», «acción armada» por «atentado», «daños colaterales» por «víctimas civiles», entre otras expresiones que resultan adecuadas para ocultar la gravedad de las acciones y de sus consecuencias en situaciones de conflictividad.
- Era un personaje orwelliano: durante su mandato en Serbia, la mentira se convirtió en verdad, la guerra se hizo paz, la derrota se hizo victoria. [El País (España), 7/3/2006]
En el ámbito de la política, el adjetivo orwelliano designa propiedades de un régimen totalitario que ejerce pleno control sobre los ciudadanos. Orwell profundiza en esta experiencia desoladora y en el funcionamiento del sistema:
- […] a César no le era costoso imaginar un enjambre de siniestros empleados orwellianos alterando laboriosamente las actas de las Convenciones a las que él había asistido. [Rosa Montero (1988), Amado Amo, CREA (España)]
Los defensores de la libertad y dignidad del ser humano se convierten en verdaderos sufridores, por lo tanto, ciertas subacepciones se delimitan en contextos relativos al sufrimiento sicológico, por ejemplo, el adjetivo orwelliano también se refiere a un estado de angustia existencial por el sometimiento a una dictadura. La predicción de Orwell se cumple en quienes padecen prácticas deshonestas del aparato del Estado: la propaganda, la desinformación, la negación de la verdad. No menos peligrosos resultan estos métodos en ámbitos más reducidos por el control más directo y continuado que unas personas pueden ejercer sobre otras: el aislamiento del trabajador, el ocultamiento, el espionaje, las prácticas abusivas y humillantes. Son experiencias que deben evitar quienes pretenden salvaguardar con una conducta íntegra ciertos valores universales de orden cívico, tales como la imparcialidad, la equidad, la sinceridad, la laboriosidad y la cultura.
En los tiempos de la posverdad, las gentes de bien saben que la mejor arma para combatir el engaño y la crueldad es la objetividad que proporcionan los datos fiables. La manipulación conduce al fracaso colectivo.
Consuelo García Gallarín
Facultad de Filología
Universidad Complutense de Madrid (España)