El parkour es una práctica deportiva relativamente nueva, nacida a finales de la década de 1980 en Francia. Su creador, David Belle, junto con su grupo inicial de secuaces (los llamados Yamakasi, que se sometían a condiciones extremas para aumentar su resistencia, entrenando en ayunas y sin agua o durmiendo al raso sin abrigarse), la popularizaron a finales de la década de los noventa a través de apariciones en documentales, películas y anuncios.
Hay que definir el parkour como aquella actividad que consiste en realizar movimientos rápidos y no planificados para saltar los obstáculos que se hallan en el entorno, habitualmente urbano, y en el que hay que correr, saltar o escalar (definición adaptada al español del Oxford English Dictionary (OED)). Sus practicantes se conocen como trazadoras (traceuses) y trazadores (traceurs).
La etimología del neologismo que nos ocupa presenta trayectorias que implican múltiples lenguas. La forma parkour es una alteración (tal y como ha ocurrido en español con okupa y sus derivados) del francés parcours, que hay que traducir por ‘camino’, ‘recorrido’ o ‘trayectoria’. Esta forma, a su vez deriva del latín medieval percursus, y esta del latín clásico percurrere, un compuesto formado por la preposición per– y el verbo currere (es decir, correr). Parkour, pues, nace en francés y el castellano la importa, no sabemos si directamente de dicha lengua o mediante otras.
En la base de datos del Observatori de Neologia aparece documentada en medios de toda la geografía hispanohablante. La primera ocurrencia documentada corresponde a 2006:
- Desafían las leyes de la gravedad sorteando obstáculos imposibles. Son los amantes del freerun o parkour, deportistas urbanos que requieren una gran preparación física y, sobre todo, una gran fuerza mental que los ayude a superar sus propios miedos. [Calle 20 (España), 1/10/2006]
- Rodado en varias zonas de la ciudad, el vídeo explica, durante 68 minutos, la filosofía y la técnica que subyacen de un deporte poco conocido como es el parkour. [Diario de León (España), 1/11/2010]
- Con batallas campales y asesinatos sigilosos, Syndicate vuelve a incluir el parkour como característica principal, junto con la posibilidad de manejar carruajes y la novedad de poder utilizar elementos de cada mapa para terminar con nuestros enemigos. [La Nación (Argentina), 17/10/2015]
- Taekwondo, muralismo, malabarismo, danza gitana, parkour, Wu-shu, bio construcción, guitarra y handball. Esos son parte de los talleres gratuitos que la municipalidad de Concepción ha habilitado para los jóvenes de la comuna. [El Sur (Chile), 31/05/2016]
Los contextos de uso seleccionados denotan que esta actividad se va integrando en nuestras sociedades, cada vez más globalizadas también en cuanto a actividades de ocio, sobre todo entre los sectores de población más alternativos y jóvenes de las grandes urbes.
Si retomamos el primer ejemplo, constatamos que la forma analizada se utiliza junto a otra palabra que se emplea como su sinónimo: freerun (“Son los amantes del freerun o parkour […]”). Según el OED, sin embargo, hay diferencias entre ambas disciplinas: el parkour se centra más en la eficiencia y la fluidez de los movimientos mientras que el free running prioriza las técnicas acrobáticas y la expresividad de cada deportista. Alternar un neologismo con un sinónimo, aun cuando no son equivalentes absolutos, es un fenómeno muy habitual en los usos más incipientes de muchos neologismos: ello denota que esa realidad aún está en proceso de arraigo y estabilización, tanto a nivel social como lingüístico.
Aunque la base de datos del Observatori no incluye la forma sinónima ya indicada (freerun), este nombre sí que aparece en las denominaciones de algunas asociaciones nacionales de este deporte, como la Jump Freerun holandesa (entre otras), e internacionales, como Mouvement International du Parkour, Freerunning et l’Art du Déplacement o The World Freerunning and Parkour Federation.
Hemos consultado si parkour se incluye en obras lexicográficas de referencia para el español, y hemos constatado que no aparece en ninguna de ellas, ni en los diccionarios descriptivos ni tampoco en los de neologismos. Asimismo, tampoco aparece documentado en obras de referencia de otras lenguas próximas, en fuentes como Le Grand Robert o el Dizionario Hoepli della lingua italiana. Se constata, pues, que ni siquiera aparece en el diccionario de referencia del francés, lo que nos permite formular varias hipótesis.
Por un lado, puede que dicha forma haya llegado al español a través de otra lengua (en ocasiones nos llegan palabras de otras lenguas románicas a través, sobre todo, del inglés) o que haya diferencias notables en los criterios de inclusión de lemas en los diccionarios de lenguas románicas y de inglés: en los anglófonos consultados, tanto en los de referencia norteamericana como británica, sí que aparece.
Así pues, se documenta en el diccionario Merriam-Webster y en el repertorio del ya citado OED. Allí se registra como préstamo y sus ejemplos más antiguos provienen de artículos del Evening Standard y del Daily Express de 2002 (año en que, según la definición del Merriam-Webster, se documentó por primera vez). Cada entrada de dicho diccionario incluye un valor (comprendido entre el 1 y el 8, y basado en su uso actual) que indica su frecuencia de uso; parkour presenta el valor mínimo (1), lo que indica su bajo uso en inglés.
Creemos que esto justificaría el hecho de que en todos los demás diccionarios consultados no aparezca. Generalmente, las lenguas con una tradición lexicográfica academicista (en las que una academia de la lengua —como la Real Academia Española o la Académie française— ostenta una marcada autoridad normativa y los hablantes le reconocen su valor) presentan criterios más restrictivos de inclusión del léxico en el diccionario.
En inglés, lemas como parkour, con un recorrido de varios años, pero utilizados relativamente poco, acaban entrando con más facilidad en el diccionario (y, unos años más tarde, pueden caer del lemario con la misma facilidad con la que entraron). Sin embargo los datos presentados demuestran que para que las palabras entren en los diccionarios de referencia de las lenguas románicas tienen que presentar una trayectoria más consolidada y una frecuencia de uso más elevada.
Albert Morales
Observatori de Neologia, Universitat Pompeu Fabra (España)
Université de Genève (Suiza)