El nombre marmitako tiene mucha vitalidad como mínimo en el español hablado en el País Vasco, y hace referencia a un guiso tradicional de patatas y atún o bonito. Marmitako tiene su origen en un sintagma cuyo núcleo es una posposición que en esta lengua es habitualmente un sufijo. –Ko es más o menos similar en su amplio contenido léxico a la preposición española de, y en lengua vasca marmitako es literalmente ‘de marmita’. Marmita es un sustantivo perfectamente asimilado en la lengua española, aunque según la Real Academia Española proviene del francés marmite. Marmita no goza de mucha vitalidad dentro de la lengua vasca actual, pero está recogido en el diccionario de la Academia de la Lengua Vasca, y tiene una documentación tardía (1860), aunque curiosamente centrada en la zona del País Vasco en la que además del euskera se habla español.
En la lengua vasca actual marmitako se sigue usando como sintagma posposicional de la sintaxis libre, colocándose a la izquierda de un nombre para modificarlo: Marmitako esnea edango dugu literalmente ‘marmita-de leche-el/la beberemos’ (‘beberemos la leche de la marmita’). Además, dependiendo del contexto pragmático el sustantivo puede ser eludido: Marmitakoa edango dugu literalmente ‘marmita-de-la beberemos’ (‘beberemos el/la de la marmita’). De cualquier manera el hablante vasco percibe perfectamente la presencia de marmita en el uso de marmitako como sustantivo o como sintagma posposicional, y distingue las dos frases anteriores de esta otra: Marmitakoa jango dugu literalmente ‘marmita-de-la comeremos (‘comeremos el marmitako’).
Marmitako es así el producto de la lexicalización de un sintagma posposicional vasco, en el que de alguna manera se ha perdido la conciencia de la presencia de la posposición -ko y también su uso libre en la sintaxis original: frente a los dos usos posposicionales (con traducciones ‘beberemos la leche de la marmita, beberemos la de la marmita’), el nombre marmitako tiene las funciones habituales de un sustantivo en ‘comeremos marmitako’ y como tal, no puede modificar en estos casos a otro sustantivo, cuando contiene la referencia a este guiso.
En español la presencia de la posposición vasca no es, por supuesto, percibida en absoluto por el hablante, y tampoco el nombre tiene ninguna función propia de los sintagmas preposicionales. De hecho, no existe un nombre patrimonial para hacer referencia específica al guiso. Aun así el sustantivo parece tratarse de dos maneras distintas en lo que a su capacidad referencial se refiere. Por un lado, puede tomar el artículo definido que confiere a sustantivos de comidas algún tipo naturaleza cercana al nombre propio:
- Se destacan como platos típicos las kokotzas de merluza, el besugo a la parrilla, el marmitako —guiso con bonito y patatas— y el txangurro —centollo—. [El Espectador (Colombia), 21/08/2014]
También aparece en otros tipos de sintagmas nominales con diferentes artículos:
- Pues hacer eso es como comparar un marmitako con un plato de altramuces; ambos están ricos, pero pertenecen a diferentes momentos gastronómicos. [El País (España), 4/08/2016]
Se diría que esta sintaxis es absolutamente estándar con sustantivos patrimoniales como la tortilla francesa que junto al artículo determinado adquieren algún tipo de lectura genérica. Por otro lado, tanto el término marmitako que nos ocupa como tortilla francesa del ejemplo anterior, pueden aparecer sin artículo, como corresponde a la subcategoría nominal de los no contables:
- Los miembros de las sociedades gastronómicas (txokos) preparan ese día marmitako y bonito para todos, hay regatas, tamborrada, gansos, cucaña en el puerto y pasacalles, además de la tradicional bajada de la figura de Leokadi desde la iglesia de Santa María. [El País (España), 20/07/2015]
Dependiendo del hablante o escritor, parece existir a veces la necesidad de añadir una descripción a lo que en realidad se pudiera tomar como un nombre propio. Esta descripción que resulta redundante para los hablantes que conocen el marmitako, muestra efectivamente que no es plena su introducción en la lengua española:
- Si hace frío pruebe el marmitako de bonito (S/.25), un reconfortante guiso caldoso inventado por pescadores. [Correo Perú (Perú), 27/07/2014]
En cuanto a su presencia lexicográfica, marmitako aparece, con esta grafía (a pesar de que en la red es frecuente encontrarla adaptada bajo la forma marmitaco), en Alvar1, Alvar2, Clave y DEA, y se constata su ausencia en diccionarios de otras lenguas (catalán, italiano, francés, portugués o inglés). Todos los diccionarios coinciden en mantener la grafía original, con la –k-, cosa que nos lleva a hacer una serie de consideraciones sobre la adaptación de esta y otras palabras vascas a la grafía española.
La lengua vasca y la española no tienen un sistema fonético excesivamente alejado, pero sí es cierto que la normativización tardía del euskera ha propiciado el establecimiento de una ortografía más fonética que la castellana. Ciñéndonos exclusivamente al caso de las velares como en –ko, se pueden considerar en los diccionarios los casos de los términos que en lengua vasca se escribirían aizkolari, aurresku, euskera, ikastola, ikurriña o kokotxa, para dar una revisión somera de esta cuestión. Estos préstamos han corrido muy distinta suerte según los diccionarios, según la grafía y fonema en cuestión, y seguramente según la vitalidad o fuerza visual en cada caso de la propia ortografía vasca al pasar a otro idioma.
Las mayores inestabilidades en la adaptación de términos vascos se manifiestan precisamente en este ámbito de las grafías c y qu castellanas, que muestran una relación más intrincada con sus correspondientes fonéticos. Las velares sordas (muy similares a las españolas ca, que, qui, co, cu) son exclusivamente representadas en euskera por la grafía k (ka, ke, ki, ko, ku), que, al pasar al castellano, ha sido respetada en casos como el de ikurriña. Entendemos que esto ha sido así por lo que hemos llamado fuerza visual de la grafía original. Algo similar podemos decir de la palabra ikastola o lehendakari, de las que no hemos encontrado versiones con la grafía c en los diccionarios que hemos consultado. Es cierto que la grafía k sí existe en el idioma castellano, y no parece que su uso, aun minoritario, pueda ser problemático, ya que puede facilitar la lectura de la velar sorda de la misma manera que la grafía c (ante vocales no palatales). Aun así, hemos encontrado aizcolari o chacolí, que no parecen ser congruentes con la tendencia general. El caso de euskera es distinto, puesto que la variante eusquera sí se puede encontrar en los diccionarios. Más allá de lo inusual que pueda resultar para un vascoparlante esta ortografía en el idioma castellano, a favor de la k se puede decir que simplemente es más sencilla, y como decimos, no propicia ningún problema de pronunciación. Para marmitako en particular, podemos argumentar en el mismo sentido y abogar por mantener la grafía original.
Juan Carlos Odriozola
Euskal Herriko Unibertsitatea (España)