El neologismo malware es un extranjerismo procedente del inglés formado por acronimia: es un acrónimo de malicious y software. En los últimos veinticinco años se ha otorgado a este vocablo tal importancia en el campo de la seguridad de la información que se ha llegado a establecer un día mundial del antimalware, que se celebra el 3 de noviembre de cada año. Esta fecha la estableció la compañía de seguridad ESET en 2017 con el objetivo de destacar la labor que realizan los investigadores de este campo para combatir programas malignos que ponen en peligro la seguridad de instituciones, empresas o personas. En esa misma fecha, pero en el año 1983, el estudiante de Ingeniería de la Universidad del Sur de California Fred Cohen presentó un prototipo de programa maligno en un seminario de informática que luego su profesor, Len Adleman, bautizaría como virus informático o malware. No obstante, se reconoce que el vocablo fue acuñado por el profesor israelí Yisrael Radai el 4 de julio 1990, en una de sus publicaciones en lengua inglesa en la que describía los distintos tipos de malware, como los virus informáticos, los troyanos, ransomware (programas de secuestro o chantaje), spyware (programas espías) y adware (programas de publicidad indeseada), entre otros.
Con el uso de las nuevas tecnologías para cometer ataques cibernéticos contra gobiernos, negocios e individuos, palabras y frases que hace una década apenas existían ahora forman parte de nuestro vocabulario diario. Si bien encontramos este neologismo con frecuencia en la prensa, e incluso lo usamos en conversaciones a diario, resulta poco frecuente hallarlo en diccionarios. En concreto, aunque aparece en el NEOMM y en el Alvar2, no aparece en el DRAE23, ni en el diccionario Clave; tampoco lo encontramos en el VOXUSO, ni en el diccionario Alvar1. Por otro lado, pese a no estar incluido en el CREA ni en el CORDE, sí lo está en el CORPES XXI. Y al consultar diccionarios de lenguas cercanas vemos que, en portugués, lo incluye el Dicionário Priberam da Língua Portuguesa; en italiano, el Dizionario del Istituto della Enciclopedia Italiana también lo recoge; pero, en francés, no aparece en el Petit Robert ni en el Larousse.
Pueden encontrarse muchos ejemplos de su uso en los medios de comunicación en el banco de datos del Observatori de Neologia, tanto procedentes de la península ibérica como de países de América Latina:
- El problema con este software, conocido como malware es grave. Según Pew Internet el 43 % de los internautas estadounidenses admite haber tenido instalado en su ordenador de casa algún programa no deseado, una cifra que en octubre de 2004 se situaba en el 53 %, en un estudio realizado por AOL. [El País (España), 09/07/2005]
- En este sentido, Cluley afirma que «no es insólito» que los ‘hackers’ reutilicen su malware (software que tiene como objetivo infiltrarse o dañar un ordenador sin el conocimiento del dueño) disfrazándolo de diversas maneras para «intentar burlar el software ‘anti-malware’ de los sistemas». [La Opinión de Murcia (España), 01/04/2008]
- También se han alterado los resultados de búsquedas para camuflar sitios infectados con malware entre los resultados, o páginas falsas de donaciones para robarles datos o dinero a las víctimas. [El Universal (México), 17/01/2010]
- Así lo consignó el informe trimestral de la empresa PandaLabs, el cual también registró que se están creando 42 malwares por minuto. [El Mercurio (Chile), 07/07/2011]
- Sin embargo, un informe de McAfee descubrió que el 75 % de las aplicaciones infectadas por malware que fueron descargadas por los usuarios de McAfee Mobile Security estaban hospedadas en Google Play, y que el consumidor promedio tiene una probabilidad de uno en seis de descargar una aplicación riesgosa. [La Nación (Argentina), 17/01/2010]
- Todos estos incidentes ponen en evidencia enormes vacíos en seguridad cibernética o la facilidad con que agentes maliciosos programas o aplicaciones conocidos como malware pueden entrar en una simple computadora y a partir de ahí, en una red o en la nube. [El Tiempo (Colombia), 27/05/2014]
Por último, es pertinente señalar los equivalentes en español del préstamo inglés que nos ocupa que más aparecen en los medios de comunicación, tanto orales como escritos, y que van desde, simplemente, programa malicioso o programa maligno, hasta equivalentes más extensos como programa informático dañino o programa informático malintencionado.
Dado que el uso de los hablantes es el que acaba decidiendo qué palabras permanecen en nuestro vocabulario y cuáles están de paso, el uso frecuente, actual y constante de este vocablo, tanto en las conversaciones cotidianas como, sobre todo, entre especialistas, lo convierte en un candidato para ser incluido en el diccionario de referencia de la lengua española.
Mercè Reguant
Servicio de Traducción
Naciones Unidas, Nueva York (Estados Unidos)