En el mundo contemporáneo, en especial desde las dos grandes guerras del siglo pasado, la consideración de las características y la ubicación relativa de un sitio en función de su significación política y militar ha cobrado cada vez mayor relevancia. Las propiedades de una zona determinada, ya sea en cuanto a sus recursos naturales o a sus rasgos geográficos (la cercanía respecto de vías navegables o de montañas, por ejemplo), resultaron ser decisivas durante la Guerra Fría. En una época en que las decisiones de funcionarios y políticos pueden afectar a grandes sectores del planeta, el sentido de lo geoestratégico tomó un valor preponderante en la política internacional.