El término lenguaje inclusivo se usa en la comunicación actual con varios sentidos, si bien próximos, y ello por la extensión semántica del adjetivo inclusivo. En la discusión lingüística científica y en el debate social suele vincularse a las propuestas de un uso de la lengua en el que el género gramatical masculino deje de representar conjuntamente a hombres y mujeres, evitando el denominado masculino inclusivo o genérico. Con ello se pretende contribuir a erradicar lo que se conoce como sexismo lingüístico, fenómeno que abarca no solo cuestiones relativas al género gramatical, sino también usos léxicos discriminatorios para la mujer, enfoques discursivos androcéntricos y pautas de comportamiento machista en la interacción comunicativa. Con el sentido aludido, el lenguaje inclusivo podría encuadrarse dentro del llamado lenguaje no sexista y, al mismo tiempo, como parte del proceso que se conoce como feminización del lenguaje, cuyo fin es visibilizar el género femenino.