El deseo de rebasar el límite que supone la muerte es —salvo en casos excepcionales— algo consustancial al ser humano. Algunas religiones albergan la esperanza de una vida eterna en un paraíso no terrenal, mientras que mitos medievales relacionados con la alquimia afirmaban que la piedra filosofal, el elixir de la vida o la panacea universal conferían el poder de la inmortalidad. Más allá de esto, la ciencia no ha sido ajena a estos comprensibles anhelos de trascendencia. El retraso o, incluso, la detención del envejecimiento celular o el volcado de los datos cerebrales en un ingenio de inteligencia artificial son algunas de las vías de investigación actuales más prometedoras, a juicio de los científicos. Sin embargo, una de las propuestas más singulares y controvertidas es la de criogenizar individuos recién fallecidos, es decir, mantener su cuerpo a bajísimas temperaturas con vistas a una futura reanimación cuando el desarrollo de la medicina permita la curación de la afección que les causó la muerte.
Según la entidad crionica.org, dedicada a la difusión de estos métodos, no debe utilizarse el término criogenia —equivalente al inglés cryogenics— como sinónimo de criónica, que traduce el primigenio, también inglés, cryonics (del mismo modo que se ha hecho con aeronautics, ‘aeronáutica’ o mecanics, ‘mecánica’). Los especialistas, pues, según Wikipedia, parecen optar por esta distribución disciplinar: la criónica —preservación a bajas temperaturas (criopreservación) de seres humanos— se sirve de los avances de la criobiología —rama de la biología que estudia los efectos que producen las bajas temperaturas en los organismos vivos— y de la criogenia, que establece la base física de estas operaciones; es decir, de acuerdo a sus formantes lingüísticos, atiende, sintéticamente, al ‘procedimiento de generación de frío’.
El término criogenizar proviene de la adjunción del sufijo –izar al compuesto culto criogenia, constituido por dos formantes: crio– (del griego krýos, ‘frío’) y –genia (del francés, –génie, y este del griego geneia, ‘origen o procedimiento de formación’). Ambos elementos participan frecuentemente en términos del español, como criobomba, criosonda, criocirugía, crioterapia; ontogenia, fotogenia, morfogenia, patogenia. El sufijo –izar, por su parte, aporta aquí la idea de ‘aplicar’ lo indicado por la base nominal, es decir, emplear la técnica física de obtención de frío a temperaturas por debajo de –100 ºC en la preservación de cuerpos de seres fallecidos.
La interpretación semántica causativa, bastante común en los verbos con –izar deadjetivales (modernizar, ‘hacer moderno algo’) no es, sin embargo, generalizable sin más a los nombres derivados con este sufijo, pues el valor causativo requiere de una base que denote una entidad susceptible de ser reducida a un estado, circunstancia que no concurre en criogenizar en su sentido científico, pues criogenia indica una técnica o proceso.
El término criogenizar, no obstante, se entiende comúnmente, a juzgar por el uso documentado en textos no científicos y en los diccionarios de neologismos, como la conservación mediante congelación química de un cuerpo —o, muy frecuentemente, de partes o elementos de él como el cerebro, los genes, los embriones o las células madre— para poder ser reanimado en el futuro. Lo cierto es que, para este significado, quizá hubiera resultado más adecuado construir crionizar, derivado de criónica, o decidirse por criopreservar, presente, este sí, en español.
Con el significado que se acaba de indicar, se registra en la base de datos del OBNEO desde 2004, tanto en España como en América:
- Con el segundo ofrece la posibilidad de congelar o criogenizar los genes de los animales, para que puedan ser resucitados en un futuro por sus dueños, a un precio que oscila entre 295 y 1.395 dólares. [El País (España), 14/10/2004]
- «Lo que sería algo así como criogenizar, en muy baja escala y por muy poco tiempo, el cerebro hasta que pase la tormenta», comenta. [La Nación (Argentina), 23/03/2014]
- La actriz colombiana Sofía Vergara sigue en plena batalla legal contra su ex pareja, el empresario Nick Loeb, por el futuro de los embriones que fertilizaron in vitro y criogenizaron. [El Universal (México), 29/10/2015]
Y también se recoge, aunque más recientemente, el nominal criogenización:
- Sin embargo, su familia tenía un plan: acudir a la fundación Alcor, especialistas en criogenización, para congelar su cuerpo y cerebro, esperando a que la ciencia avance lo suficiente y así volverla a la vida. [La Tercera (Chile), 22/04/2015]
- James Bedford fue la primera persona en someterse a una criogenización en 1967; es el proceso para congelar cuerpos con la esperanza de que la medicina del futuro pueda curarlos. [La Nación (Argentina), 13/01/2017]
Las variantes criopreservar y crioconservar —usadas como sinónimos de criogenizar— y criopreservación —como equivalente de criogenización— también tienen presencia en el OBNEO:
- Las líneas celulares se criopreservan y podemos clonarlos indefinidamente con las células del primer donante. [El Sur (Chile), 9/03/2012]
- A la tradicional oferta de bancos de óvulos y bancos de esperma, se sumó la posibilidad de congelar óvulos propios para preservar la fertilidad, así como la de crioconservar embriones propios. [La Nación (Argentina), 29/01/2012]
- La criopreservación eficiente de los óvulos, perfeccionada en los últimos años, ha permitido que muchas mujeres recurran a esta para mantener vigente su posibilidad de ser madres a futuro, cuando su edad podría llegar a dificultarlo. [El Colombiano (Colombia), 17/10/2017]
Resulta relevante constatar un uso figurado de criogenizar, indicio del asentamiento del verbo en la lengua común:
- Losada también incidió en la importancia de un calendario “cerrado” para evitar que los populares volviesen a “criogenizar la comisión durante otros 44 meses”. [La Vanguardia (España), 10/03/2017]
Es notable la presencia lexicográfica de criogenizar en repertorios del español: figura en Clave, DEA y VOX; también en Alvar, Alvar2, en NEOMM y en el Diccionario de neologismos de Larousse. En cuanto a otras lenguas de nuestro entorno cultural, el francés recoge cryogéniser en Le Grand Robert; el Oxford English Dictionary y el Merriam-Webster documentan cryopreserve; el Dicionário Priberam da Língua Portuguesa registra criopreservar; y, finalmente, el Zingarelli y el Dizionario Garzanti recogen únicamente la nominalización crioconservazione para el italiano.
¿Cómo conciliar evolución —biológica y social— con vida perpetua? ¿Es acaso el ansia de inmortalidad el acto de egoísmo definitivo del ser humano? Lejos, por supuesto, de poder responder a estas y otras muchas interrogantes que plantea la legítima vía crionicista, nos conformamos por ahora con hacer una observación bastante más modesta: con los datos textuales y lexicográficos manejados, no sería extraño que el diccionario académico, fiel a su premisa de atender al uso lingüístico de sus hablantes, incluyera próximamente el verbo criogenizar entre sus lemas, si bien habrá que prestar atención asimismo a las variantes criopreservar y crioconservar, con las que parece competir.
Juan Miguel Monterrubio Prieto
Universitat de les Illes Balears (España)