En los últimos años uno de los campos más fecundos de la medicina privada en España y en América Latina es el de la odontología, en tanto en cuanto los servicios que cubre el sistema público de salud no incluyen gran parte de los tratamientos de esta rama de la medicina. Así, han florecido recientemente numerosas clínicas odontológicas, algunas de bajo coste, otras tristemente conocidas por las prácticas fraudulentas que han venido desplegando y que se encuentran hoy en día bajo el escrutinio de la justicia.
Uno de los tratamientos de esta ola de nuevos servicios odontológicos que más éxito está cosechando es el de los implantes dentales. Un motivo que podría explicar este repentino interés por los implantes puede estar en el aumento de la esperanza de vida y, por lo tanto, en la necesidad de prolongar el estado óptimo de nuestra dentadura para mantener una calidad de vida acorde con nuestro estado físico.
Un implante se entiende como cualquier dispositivo, ‘prótesis, tejido o sustancia que se inserta o coloca en el cuerpo para mejorar alguna de sus funciones, o con fines estéticos’ (DLE). El verbo implantar se encuentra documentado en español desde el siglo xv, y deriva de los formantes latinos in- (‘en’, ‘dentro’, ‘hacia dentro’) y plant(āre) (‘hundir en tierra con la planta del pie’). El sustantivo implante, sin embargo, es un neologismo del siglo xix derivado del verbo y no entra en el Diccionario de la Real Academia hasta 2001, con la marca de medicina. Esta tardía incorporación no debería sorprender, habida cuenta de que el diccionario académico no recoge muchas voces especializadas. La antes aludida fiebre de los implantes dentales puede haber dado pie a esta inclusión. Como es obvio, sí aparece la voz implante en el Diccionario de términos médicos de la Real Academia Nacional de Medicina (2012), que, sin embargo, no recoge la más reciente implantología.
Los ejemplos que se pueden observar en una consulta al Nuevo Diccionario Histórico del Español ratifican que la voz implante presenta un abultado uso a partir de los años ochenta del siglo pasado, en contextos por lo general médicos, si bien no mayoritariamente odontológicos (implantes de lentes intraoculares, de prótesis mamarias, de métodos anticonceptivos, etc.). Por este mismo motivo sorprende aún más la ampliación semántica que supone la voz implantología, ausente en las obras lexicográficas citadas, y que se refiere en exclusiva a la rama científica que se ocupa de los implantes dentales, como muestra su empleo documentado en la prensa generalista, tanto española como americana. Es el caso de la equívoca frase «La implantología restituye los dientes perdidos» [La Opinión de Málaga (España), 11/06/2013], cuando lo correcto sería decir que son los implantes los que sustituyen a los dientes que ya no están, puesto que, en tanto que ciencia (del logíā griego, ‘estudio’), la implantología no restituye nada, sino que estudia el modo en que los implantes pueden restituir ciertas piezas (caso de la odontología) o tejidos (en otras ramas de la medicina).
Buena muestra de que su uso está restringido al ámbito odontológico son ejemplos como los siguientes:
- Clínica Dental San Basilio cuenta con un equipo de profesionales en odontología conservadora, implantología, ortodoncia y odontopediatría. Los tratamientos son personalizados y con facilidades de pago. [La Opinión de Murcia (España), 21/06/2012]
- Se ofrece odontología integral —rehabilitación oral estética— implantología [El Sur (Chile), 09/08/2013]
- El Fórum Dental contará con la presencia de todos los segmentos relacionados con el cuidado bucodental (equipamiento de clínicas dentales y de laboratorios de prótesis, implantología, consumibles… [La Vanguardia (España), 07/05/2015]
- La cirugía moderna debe tender hacia operaciones mínimamente invasivas, porque son menos cruentas y mucho más cómodas para los pacientes, tanto durante la intervención como en el postoperatorio. Y la implantología dental no debe ser una excepción. [El País (España), 04/07/2017]
- Mozo-Grau es una empresa fabricante de implantes dentales y aditamentos protésicos para la implantología fundada en Valladolid en 1996 con la intención de prestar servicio a la cirugía implantológica mediante la creación, diseño y desarrollo de nuevos productos y nuevas soluciones para la práctica diaria. [El Norte de Castilla (España), 01/03/2012]
En este último ejemplo se observa un interesante derivado en forma de adjetivo que ya recoge el Clave y que pronto, si no nos equivocamos, se extenderá en los textos de la que podríamos denominar nueva especialidad de la rama odontológica, la implantología, una especialidad que ya se encuentra definitivamente establecida, a juzgar por los resultados que devuelve el CORPES XXI. En los siete ejemplos que se obtienen para esta voz, aparece como un término claramente referido a la ciencia odontológica que se ocupa de estudiar los implantes y como nombre propio de esta rama: Centro de Rehabilitación Oral Avanzada e Implantología (Chile), Jornada Científica Internacional de Cirugía e Implantología (Nicaragua), III Symposium Internacional de Implantología (España), Departamento de Periodoncia e Implantología (España), etc. Otra buena muestra de que esta voz se refiere en exclusiva al campo odontológico está en la adjetivación que suele acompañarla, a saber: dental, bucal u oral. Al igual que otras ramas del conocimiento o subespecialidades médicas, implantología no presenta en ningún caso variación de número.
Se trata de una voz que aparece documentada en Alvar2, Clave, DEA y NEOMM con la marca de medicina. Este último diccionario recoge incluso la voz implantólogo, en referencia al especialista en implantología. En las lenguas de nuestro entorno se emplean equivalentes paralelos: implantology (inglés), implantologie (francés), Implantologie (alemán) e implantologia (italiano y portugués), ante todo en textos especializados sobre odontología, y tímidamente comienzan a documentarse en los diccionarios generales de lengua. Aparece registrada tanto en el Merrian Webster’s Dictionary como en el Grande Dizionario della Lingua Italiana y en el Dicionária Priberam da Lingua Portuguesa. En los tres casos se incorpora a la definición la acepción específica para la rama odontológica, haciendo referencia expresa al proceso de implantar una prótesis sobre o como sustituta de una pieza enferma. Sería por lo tanto deseable que el DLE diera también cabida a la correspondiente voz española, tanto por su correcta formación morfológica como por su ya extendido uso, tanto entre los especialistas como entre los hablantes de la lengua, tal y como ha quedado mostrado en los ejemplos precedentes. Al fin y al cabo, no hay que olvidar que la lengua la hacen los hablantes y, si nuestra vida se prolonga, también ha de hacerlo nuestra calidad de vida, que no sería posible sin contar con una buena dentadura y con los vocablos adecuados para designar las nuevas realidades que nos rodean.
Carmen Quijada Diez
Universidad de Oviedo (España)