En este mundo globalizado existe una elevada exposición a la presencia de anglicismos en nuestro lenguaje cotidiano. En algunos casos, el empleo del vocablo del inglés viene a sustituir el término en castellano, pero en otras ocasiones, realmente la unidad léxica anglicada viene a cubrir un hueco de algún nuevo concepto que precisa de un término que lo denomine. Además, en no pocas ocasiones, el préstamo del inglés está asociado a un valor de modernidad, prestigio e incluso profesionalidad.