«Por la manchega llanura / se vuelve a ver la figura / de Don Quijote pasar, / va cargado de amargura, / va, vencido, el caballero de retorno a su lugar». Un lugar denota un sitio, una porción de espacio, según señala el DLE, pero, además, en las alforjas de su significado, este nombre acarrea la connotación de la espacialidad vivida. Como ilustran los versos de León Felipe, a los lugares se vuelve y se pertenece. De ahí el posesivo, «su lugar»; de ahí el regreso del hidalgo y el de todos los Ulises.
dildo m.
La neología de lo erótico, el vocabulario del sexo y el lenguaje del amor han sido de gran interés para la lexicografía. Son muchos los profesionales que han intentado aproximarse a reflejar la actualidad sexual de la población hispanófona a lo largo de los años en este ámbito. No obstante, algunas corrientes ideológicas como el feminismo o los estudios de género han llevado a revisar algunas de estas definiciones ya institucionalizadas y lexicalizadas como por ejemplo el caso de consolador. Si bien esta palabra se define como «aparato, generalmente en forma de pene, utilizado para la estimulación sexual» (acepción incorporada en 2014 en el DLE), su percepción y su cambio semántico han suscitado polémicas. Las personas usuarias de consoladoresno lo utilizan como un consuelo ante la ausencia de un varón, sino que lo utilizan por placer, propio o conjunto. La palabra ha sido tachada de portar un sentido heteropatriarcal y moralizante traído por la tradición judeocristiana, por lo que suele optarse por el uso del préstamo del inglés dildo, que hace referencia a cualquier aparato destinado a la estimulación sexual, principalmente a la penetración (anal o vaginal) y que generalmente tiene forma de pene.