La COVID-19, causada por el SARS-CoV-2, nos ha pillado por sorpresa, tanto en el ámbito sanitario como en el lingüístico, y por ello hemos tenido que actualizar nuestro vocabulario de acuerdo con las nuevas necesidades creadas por la enfermedad. Algunos ejemplos, como hacerse una PCR o un test de antígenos, utilizar mascarillas FFP2 o pantallas faciales, ansiar la inmunidad de rebaño o aludir a los fómites, las vacunas con RNA mensajero o al uso de EPI son tan solo una pequeña muestra de ello.
La sigla EPI, abreviación de «equipo de protección individual», pertenece al ámbito de la prevención de riesgos laborales y se define como «equipamiento que un trabajador sujeta o lleva con el objetivo de que le proteja contra uno o varios riesgos laborales que puedan amenazar su salud y seguridad» (Termcat). En lo que respecta a su ortografía, la Fundéu recomienda escribirla con mayúsculas (EPI) —aunque esta convive ya con ejemplos escritos en minúscula (epi)— y que «no se le añada una s para formar el plural, sino indicarlo con el artículo o con los otros determinantes que la acompañen: los EPI, muchos EPI… y no los EPIS o muchos EPIs».
Puede presentar variaciones dependiendo del idioma, puesto que EPIPPE figura en el Cambridge Dictionary y en el Collins Dictionary, ambos en su versión en línea de 2021, donde se definen como equipamiento para la protección de las distintas partes del cuerpo, aunque en el segundo de los diccionarios se amplía también al ámbito de las infecciones.
El indudable aumento de la frecuencia de uso de EPI —no solo en el contexto de la COVID-19, sino también en el de la prevención de riesgos laborales— no se ha visto reflejado en los diccionarios, pues no es recogido como sigla en ninguna de las obras lexicográficas consultadas (DRAE23, DEA, Alvar1, Alvar2, Clave, NEOMM ni VOXUSO), sino únicamente como prefijo de origen griego (epi-) en algunas de ellas. Cabe señalar, además, que, en los ejemplos mencionados en el CORDE, estos no se refieren al equipo de protección individual, sino a un jugador de fútbol y a la locución latina epigramma medicamenti.
Se trata de una sigla homónima, como se comprueba en el banco de datos del CREA, donde los casos contabilizados aluden, en su mayoría, a un programa estadístico, a la enfermedad pélvica inflamatoria o bien a la evaluación periódica de la imagen, mientras que encontramos un único ejemplo de EPI como equipo de protección individual para la prevención de riesgos laborales:
- Guías orientativas para la selección y utilización de EPI. [Revista Electrónica de Biomedicina (España), 3/8/2003]
No obstante, EPI, en el sentido que nos interesa, sí está presente en documentos bastante anteriores a esta fecha del contexto citado, como el BOE (artículo 4.° de la Ley 31/1995, de Prevención de riesgos laborales), publicado por el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo. En el CORPES XXI, la primera referencia a EPI como equipo de protección individual en el ámbito de la salud es en 2006, con motivo de la gripe aviar. Sin embargo, en relación con el coronavirus, no aparece lógicamente hasta la declaración de la pandemia en el año 2020, con más de cien contextos contabilizados en España y uno en El Salvador:
- En ningún momento hay que olvidar que al tomar las muestras podemos estar expuestos a altas concentraciones de virus, por ello deben recogerse en condiciones de seguridad, empleando equipos de protección individual (EPI), que consistirán, al menos en mascarillas con filtro incorporado (N95). También se recomiendan gafas de protección y trajes desechables. [La gripe aviaria: un reto de salud pública (España), 2006]
- Desde que se declaró el estado de alarma han sido distintas las batallas dialécticas. […] El desprecio a las víctimas, el trato vejatorio a los ancianos, el abandono del personal sanitario, que tuvo que recurrir a realizarse sus propios EPI con bolsas de basura, plásticos y otro tipo de materiales, es imperdonable. [La gran manipulación: cómo la desinformación convirtió a España en el paraíso del coronavirus (España), 2020]
- Después, habló de cómo la falta de medios ha afectado en la pandemia. «Creo que los sanitarios a día de hoy no tienen los recursos necesarios para protegerse y que ese es el motivo por el que yo me contagié», concluyó, tras señalar que, al principio de la pandemia, ni siquiera contó con un EPI. [El Mundo (El Salvador), 19/11/2020)]
Sin embargo, dichas apariciones —en el CREA en 2003 y el CORPES XXI en 2006— no fueron reflejadas en la 23.ª edición de 2014 del DLE, ni tampoco entre las novedades de su versión electrónica más reciente (23.5), publicada en línea en diciembre de 2021, donde sí contamos ya con algunas novedades íntimamente ligadas a la pandemia, como la adición de entradas (vacunólogo), de formas complejas (burbuja social y nueva normalidad) y de nuevas acepciones, como cribado y triaje, entre otras.
Aunque EPI figura en el Diccionario de términos médicos (DTM) de la Real Academia Nacional de Medicina de España y en el Diccionario crítico de dudas inglés-español de medicina (Navarro, 2005), no lo hace como equipo de protección individual, sino referido a la enfermedad pélvica inflamatoria y al proceso inflamatorio de origen infeccioso de los tramos superiores del aparato genital femenino. Donde sí se documenta como sigla en contextos referidos al coronavirus es en el Banco de neologismos del Observatorio de Neología (BOBNEO), todos ellos en 2021.
- El epidemiólogo alerta de que «permitir la concentración de personas junto a vectores del virus es altamente peligroso» y remarca que las medidas de control y seguridad propuestas, como por ejemplo los equipos de protección individual (epis) «no mitigan lo suficiente el riesgo». [Diari de Tarragona (España), 3/2/2021]
- El gerente ha explicado que el hospital estuvo «a punto» de no tener los equipos de protección individual (epis) adecuados. [El Periódico de Catalunya (España), 23/2/2021]
- «Me ponían un equipo de protección individual (epi) y era como ver una película desde fuera», recuerda Gil. [El Periódico de Catalunya (España), 3/4/2021]
El 30 de abril de 2020, en pleno confinamiento, el Ministerio de Sanidad de España elaboró un procedimiento para la prevención de riesgos laborales debidos a la exposición al coronavirus, entre cuyas medidas se recogía la necesidad de EPI, pero en el ámbito de la protección de riesgos laborales esta sigla lleva utilizándose desde hace bastantes años.
Sin duda, el coronavirus y toda la terminología médica relacionada con el mismo han llegado para quedarse. La pandemia ha conllevado un notable aumento de la frecuencia de uso de EPI, no solo en el contexto médico y en el de la prevención de riesgos laborales, sino también en las comunicaciones cotidianas, y por ello lo consideramos un neologismo diccionarizable, que debería ser incorporado al DLE y a otros diccionarios y repertorios léxicos de la lengua española con el significado de equipo de protección individual.
Alicia Mariscal Ríos
Departamento de Filología, Área de Lingüística General
Instituto Universitario de Investigación en Lingüística Aplicada
Universidad de Cádiz (España)