No cabe la menor duda de que la pandemia de COVID ha trastornado nuestra vida durante los últimos tres años. El mundo ha enfrentado situaciones inéditas y muchos de nuestros temores se han vuelto realidad. Afortunadamente, desde el año 2021 la vacuna contra esta enfermedad se ha aplicado masivamente en todos los continentes y la emergencia mundial parece terminar finalmente. Hay que considerar, sin embargo, que el rescoldo que dejó este virus aún se manifiesta de diversas maneras. Si bien la vacunación llegó como un viento fresco para llenarnos de esperanza en el combate contra la enfermedad, tuvo algunos aspectos negativos. Uno de estos aspectos tiene que ver con el miedo que muchas personas sienten cuando se vacunan, particularmente cuando tienen ante sí el instrumento de la vacunación: la afilada aguja. Frente a la jeringuilla llena de la solución y con su punta larga y amenazante, muchas personas sufren indecibles temores ante la inminente perforación de su cuerpo. Gritos y llantos acompañaron muchas veces las sesiones masivas de vacunación. La tripanofobia, el miedo a las inyecciones, se hizo presente:
- Los proyectos de vacunación han coincidido con un repentino y sospechoso incremento de los que se declaran afectados de tripanofobia, el pánico irracional a las inyecciones. [El País (España), 13/12/2020]
- Según la psicóloga clínica Sandra Herrera, hablar de este tema es importante en tiempos de vacunas. En concreto, explica que se trata de uno de los miedos más frecuentes y cuando es extremo se conoce como tripanofobia. [El Comercio (Perú), 27/2/2021]
- El médico que la trata identifica este rechazo con un nombre clínico, tripanofobia, que él mismo describe como un miedo extremo a las agujas y las inyecciones. [La Vanguardia (España), 9/12/2020]
- El miedo por contagiarse de Covid-19 superó la fobia de algunos jóvenes que recibieron la primera dosis de la vacuna contra el Sars-Cov-2. El miedo excesivo a las agujas e inyecciones es conocido en el ámbito médico como tripanofobia, un trastorno de ansiedad muy común que ha salido a flote luego de la publicación de videos que se han viralizado de personas gritando o llorando antes de recibir la vacuna. [El Sol de México
Si bien este padecimiento o fobia no es nuevo, lo cierto es que tripanofobia es una palabra neológica que incrementó su uso a partir del advenimiento de la pandemia. Esta palabra tiene una interesante etimología, formada por dos elementos grecolatinos. El primer elemento, trépano, proviene del latín trepanum, y este, del griego τρύπανον trýpanon ‘taladro’. El segundo elemento, fobia, proviene del latín -phobia, y del griego -φοβία -phobía, que es definida por el diccionario de la lengua como «aversión» o «rechazo». Textualmente, este neologismo significa ‘aversión al taladro’ y puede parafrasearse como ‘miedo a ser perforado’, acción que efectivamente sucede cuando nos aplican una inyección. Una palabra relacionada con el primer elemento es trepanar, que significa «horadar el cráneo». Parece justificarse, en cierta medida, esta fobia a la perforación del cuerpo:
- La tripanofobia o miedo a las agujas se suma a la incertidumbre provocada por la pandemia, lo que convierte a la vacunación en un momento muy estresante para algunas personas. [La Razón
- El término tripanofobiaLa Jornada Maya (México), 30/7/2021]
- La llamada tripanofobia suele originarse en la niñez e incrementar en la madurez. [El Universal (México), 1/6/2009]
Ahora bien, en el contexto de la pandemia, existen otros factores que contribuyen a exacerbar esta fobia: El miedo a la propia enfermedad, la incertidumbre sobre la efectividad real de las vacunas disponibles, las reacciones secundarias, la desconfianza en los aparatos gubernamentales, etc. Indudablemente, la expansión de la tripanofobia es una consecuencia de la pandemia y, si bien este temor a las agujas ha existido siempre, la situación emergente que vivimos ahora la ha colocado en un primer plano dentro de las preocupaciones con respecto a la salud pública mundial.
Esta palabra no aparece en el diccionario de la RAE ni en ningún otro de la lengua española. Tampoco lo encontramos en Oxford English Dictionary para la lengua inglesa ni en LeRobert para el francés. Desde un punto de vista lexicográfico, podría considerarse un neologismo, sin embargo, hay que considerar que en realidad es una palabra que se ha deslizado de un registro especializado hacia la lengua general. El hecho de que esta palabra esté abandonando su confinamiento en un contexto muy específico nos permite suponer que podría incorporarse a la nómina de palabras del DLE.
Ramón F. Zacarías Ponce de León
Instituto de Investigaciones Filológicas
Universidad Nacional Autónoma de México (México)