El vocablo español némesis es en su origen una transcripción del término griego antiguo νέμεσις. Este tiene una historia compleja y su significado no siempre es fácil de comprender, si se desliga de su contexto cultural originario. Según el Greek English Lexicon de Clarendon Press, parece que su significado básico es algo así como «reparto de lo que se debe en cada caso». El Dictionnaire étymologique de la langue grecque de Klinsieck lo entiende más bien como «asignación por parte de la autoridad legal». Pero su significado se especializa en época muy temprana y adopta un conjunto de acepciones que podemos situar dentro del campo semántico de las creencias religiosas.

[fotografía] figuras de ajedrez sobre un tablero
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Así, ante todo designa el castigo que recae sobre quien ha osado traspasar sus propios límites. Esta noción está profundamente arraigada en la mentalidad de la Grecia arcaica: la «buena fortuna» que transgrede los límites impuestos a la condición humana halla siempre una compensación en la «mala fortuna». La temeridad de tratar de superar los propios límites comporta siempre una catástrofe.

A partir de aquí, designa también el justo castigo que recae sobre alguien por una falta que ha cometido, o incluso la misma persona o falta que es causa de la retribución divina. Así mismo, existe una diosa Némesis; a semejanza de numerosas divinidades griegas, se mueve en delicado equilibrio entre la abstracción y la atribución de una personalidad específica.

El término ha pervivido en varias lenguas europeas como cultismo. Hasta hace relativamente poco tiempo, su presencia en español solía limitarse a ámbitos especializados, relacionados sobre todo con el mundo clásico, con el significado que el DLE recoge en su acepción 1: «castigo fatal que restablece un orden anterior». Sin embargo, se ha popularizado durante las últimas décadas con un significado algo distinto, aunque visiblemente relacionado con el que hemos mencionado. El DLE lo recoge en su acepción 2: «persona enfrentada a otra o acérrima enemiga suya», probablemente debida a la influencia del inglés. El helenismo nemesis se usa más en dicha lengua que en español y ha adquirido una mayor variedad de significados y matices, a través de un proceso que podríamos llamar de banalización. Las nociones de retribución y venganza estrechamente ligadas a una cosmovisión religiosa quedan atrás y el término pasa a designar una noción genérica de venganza, y al «espíritu» que la aplica.

El Historical Thesaurus of English de la Universidad de Glasgow registra dicho término desde 1542 con los significados de «castigo retributivo», y también «espíritu vengador». A partir de 1933 lo hallamos en el campo léxico de «causa de angustia o tormento».

El siguiente paso es en cierto modo natural: se llama némesis al enemigo que aparece repetidamente y que el héroe no logra derrotar. Lo hallamos tanto en los usos más cultos como en determinados espacios de la cultura popular —ciencia ficción, cómics, películas, etc.—, en los que a menudo designa al archienemigo, normalmente a la figura que se enfrenta al héroe: por ejemplo, Lex Luthor es la némesis por excelencia de Superman.

Quizá por influencia de textos traducidos, némesis termina por adquirir un significado análogo en español. En algunos casos pierde su género femenino original, como podemos ver en este blog, en el que se habla de «los mejores némesis» de los superhéroes:

  • […] sería buena idea hablar de los mejores némesis de los superhéroes más conocidos. [Blog Amino (s. l.), 13/9/2016]

Pero hallamos otros ejemplos en los que el concepto se aplica a la vida real:

  • Duterte ya ha adelantado cómo terminará el litigio con su némesis: él acaba conmigo o yo acabo con él. [El Periódico de Catalunya (España), 8/4/2018]

La némesis es el ahora exsenador filipino Antonio Trillanes, enemigo político del polémico presidente filipino Rodrigo Duterte. El uso del término comporta cierto dramatismo, en un contexto en el que se apunta la posibilidad de que Duterte organice o instigue el asesinato del opositor (lo cual, por otra parte, no ha sucedido en el momento de escribir estas líneas).

También lo hallamos en el ámbito deportivo:

  • Esta vez tiró del servicio y de su raza infinita, porque a las buenas o a las malas, no hay competidor más espinoso que el de Belgrado, némesis histórica de Nadal. [El Periódico de Catalunya (España), 20/5/2019]

Némesis se refiere aquí al tenista serbio Novak Djokovic. En un texto preñado de metáforas bélicas («huele Nadal la sangre», «Nadal se le abalanza como un alud, arremete como una bestia», «se revolvió Djokovic como hacen los elegidos»), Djokovic aparece como enemigo eterno del deportista mallorquín.

En ocasiones su uso es aún más trivial:

  • Y aunque Madonna se mantuvo seria en la controversia, afirmando que todos los niños, in vitro o no, tienen alma, fue Stefano, el delgado y alto de D&G, el que puso la guinda cuando colgó una foto de su nuevo némesis, sir Elton John, portando una bolsa de la marca en pleno furor de la polémica. [El País (España), 21/3/2015]

Aquí, Sir Elton John «hace de» némesis en una polémica en Instagram sobre la conveniencia de tener hijos fuera del matrimonio tradicional.

Un ejemplo de uso en un contexto más formal se halla en el título de una tesis doctoral de Daniel Buitrago Castaño: Migración: la némesis de la tradición liberal-cosmopolita de los Estados Unidos de América, que hemos encontrado en el repositorio de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, fechada en 29 de noviembre de 2019. Este caso evoca algunos usos del término némesis más propios del inglés, en los que su uso con el sentido de ‘eterno enemigo’ es más frecuente en la lengua culta.

La suerte de dicho vocablo en las lenguas de nuestro entorno más inmediato es, sin embargo, irregular: ni el Vocabolario Treccani, publicado por el Istituto dell’Enciclopedia Italiana, ni el Dictionnaire de l’Académie Française recogen el significado de ‘archienemigo’. En cambio, el Dicionário Priberam de Lingua Portuguesa sí recoge como tercera acepción «persona que se venga o busca la venganza» y «adversario u obstáculo difícil de vencer» como cuarta.

En definitiva, aunque, aparentemente, némesis no es una voz que tenga mucha presencia en la lengua hablada y tal vez se trata de una de tantas de la lengua escrita que se encuentran en ámbitos más o menos especializados y se ponen de moda durante un tiempo, sin llegar a arraigar, no deja de resultar fascinante seguir su recorrido, desde expresar nociones de justicia pertenecientes en una compleja cosmovisión religiosa hasta transformarse en un tópico de la cultura popular de los siglos xx y xxi, por lo que bien merece que el diccionario recoja esta ampliación.

Joan Josep Mussarra
Universitat Pompeu Fabra (España)

némesis f.

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