Nadie puede negar que Internet y las redes sociales hayan supuesto una revolución importante en nuestras vidas y, en especial, en el campo de la comunicación. Aunque las ventajas de estas herramientas sean incuestionables y supongan una gran fuente de conocimiento, el hecho de estar permanentemente conectados en una red donde no hay ningún filtro de calidad de la información ha supuesto un grave problema para la sociedad. En estos momentos, se genera tal cantidad de información que es imposible controlarla, lo que provoca que no seamos capaces de gestionar esta sobresaturación de contenidos digitales que nos bombardea de manera constante e instantánea y que puede acabar teniendo consecuencias negativas para nuestro día a día.
El escritor Alvin Toffler, autor de algunas de las predicciones más lúcidas sobre el cambio tecnológico de la segunda mitad del siglo xx, se refirió a este fenómeno por vez primera como sobrecarga informativa (en inglés, information overload) en su libro El shock del futuro, publicado en 1970. En español, en cambio, este concepto fue introducido en 1996 por Alfons Cornella, especialista en información y experto en buscar fórmulas para lidiar contra la avalancha informativa. Mediante la acronimia, es decir, la combinación de uno o más segmentos de palabras, se acuñó este neologismo compuesto por las unidades información e intoxicación, que tuvo una gran difusión a finales de 1999 a raíz de una conferencia titulada Cómo sobrevivir a la infoxicación, donde Cornella afirmaba que todos somos gestores de información, pero que debemos autodefinir las necesidades y herramientas más adecuadas para organizarla. Según el propio autor, que definió el término infoxicación antes incluso de que existiese Google, su voluntad era dar un nombre al exceso informacional, de intoxicación informacional, en la que se tiene más información de la que humanamente se puede procesar y, como consecuencia, surge la ansiedad.
Acorde con los datos facilitados por el Observatori de Neologia, la primera aparición que se documenta en prensa escrita es del año 2000; sin embargo, no es hasta 2010 cuando se recogen la gran mayoría de contextos en los que aparece este neologismo de autor, y en donde suele aparecer escrito en cursiva porque se trata, en cierta medida, de un juego de palabras y de un concepto nuevo que, para mucha gente, aún no es lo suficientemente transparente desde el punto de vista semántico:
- Kietkik describe cinco tipos de adicción a la red: el cibersexo; la adicción a priorizar a los amigos del chat por sobre los de la vida real; la ciberludopatía; la infoxicación, que se produce cuando se recibe más información de la que se puede procesar, y la adicción a la computadora, que se da con juegos diseñados para desarrollar conductas adictivas. [La Nación (Argentina), 13/10/2000]
- Pero en la sociedad de la infoxicación, a menudo los informes, números, tablas y estadísticas caen en mentes ya saturadas de datos y mensajes, y no impactan. [El País (España), 10/07/2005]
- Agregó que el principal detonante de la infoxicación es la sobreoferta de información de aproximadamente un millón de periódicos, 100 mil agencias de noticias, más de mil canales de televisión y millones de páginas de Internet en el mundo. [El Universal (México), 3/03/2012]
- Encontrar información es fácil, pero discriminar si esta es o no verídica es uno de los grandes problemas derivados de la infoxicación a la que nos enfrentamos, porque hoy, más que nunca, tenemos más información disponible de la que somos capaces de procesar. [La Tercera (Chile), 9/07/2015]
- Y es que en los tiempos de congestión comunicativa en que vivimos, donde la infoxicación alcanza unas cuotas tan altas que diluyen la retentiva y el nivel de pregnancia de los mensajes, disponer de unas herramientas efectivas, directas, quirúrgicas y agudas supone un aliado para llegar al interlocutor con un cierto éxito. [La Vanguardia (España), 16/06/2016]
Paralelamente, también se han recogido las formas —antónimas entre sí— infoxicado, -da y desinfoxicarse, fruto de una derivación regresiva del acrónimo que nos ocupa:
- De allí que la actitud que nosotros tomemos, como ciberciudadanos que somos, sea tan importante para lograr hacer realidad la promesa de la Internet como herramienta liberadora y apagar la amenaza de la red de infoxicados interconectados. [El Tiempo (Colombia), 13/02/2009]
- Y ahora, como Internet hace accesible toda la información, este trabajo ha perdido interés y su día a día está volcado en la atención al usuario, la formación, lo que se llama alfabetización informacional, es decir, el fomento de esa capacidad de entender en un mundo en el que es más complejo hacerlo porque estamos infoxicados. [El País (España), 12/09/2012]
- Ha salido de casa para desinfoxicarse un poco, algo cada vez más necesario en esta sociedad bulímica de información. [La Vanguardia (España), 28/11/2015]
De modo análogo, con la misma intencionalidad y proceso de formación, se creó también infobesidad para denominar a la multitud de información generada, sobre todo a la relativa a los correos electrónicos, que puede producir estrés, confusión y falta de atención:
- «En WhatsApp hubo solamente en la noche del 31 de diciembre al 1 de enero 18.000 millones de mensajes», cuantificó Izquierdo para ejemplificar lo que calificó infobesidad, el exceso de información que recibe el ciudadano. [El País (España), 23/04/2013]
Como era de prever, debido a su uso todavía reciente, infoxicación no aparece recogido en ninguno de los diccionarios de referencia de nuestra lengua como el DRAE y el VOXUSO, ni tampoco en los de neologismos como el Alvar2, el Clave o el DEA, así como tampoco en los demás diccionarios generales del francés, el italiano, el portugués o el alemán.
La aparición de este neologismo, cada vez más frecuente en los medios de comunicación, y su valor denominativo, ya que designa un concepto nuevo que ahora es, más que nunca, de rabiosa actualidad, nos indican que es más que probable que su uso se estabilice. A todo esto hay que añadir que la Fundéu considera que el término infoxicación está bien formado y es perfectamente válido en español para aludir a la sobresaturación de información difícil de gestionar, si bien es cierto que también apuesta por el sintagma sobrecarga informativa como alternativa. Por lo tanto, teniendo en cuenta todos estos factores, parece que este acrónimo, con el que hay una clara voluntad de denunciar el lado negativo de ese alud de datos y mensajes que nos acecha en la red, pueda tener una oportunidad en las obras lexicográficas del español mientras no siga habiendo un control de la información que nos ayude a desinfoxicarnos.
Martí Freixas Cardona
Observatori de Neologia
Universitat Pompeu Fabra (España)
Alvin Toffler fue un visionario, pero no sé si llegó a prever el “lado negativo”, pues creo que ya no estamos infoxicados, más bien nos estamos envenenando. No podemos hacer frente al “alud de datos” que se nos vienen encima.
En la portada de mi glosario del día 15 de diciembre he puesto el siguiente comentario:
“Desde hace 100.000 años, desde que nuestros ancestros descendieron de los árboles a la sabana, hemos ido avanzando tecnológicamente más rápido que socialmente. Las sucesivas revoluciones: cognitiva, agrícola y científica, van a quedar en nada con el dataísmo (otro neologismo) que se nos viene encima. La inteligencia artificial, los algoritmos bioquímicos, la ingeniería genética. Datos que fluyen y mandarán en nuestras vidas. Nos han dicho que el poder es el conocimiento, ahora el poder va estar en el conocimiento de lo relevante entre tanta información.
La brecha digital ya no está tanto en las infraestructuras como en el nivel cultural que permita moverse entra tanta información. Y los nuevos algoritmos, manejando cantidades ingentes de datos van a ofrecernos soluciones difíciles de imaginar. Aunque las primeras si podemos pergeñarlas: la desaparición de multitud de directivos, pues los algoritmos serán capaces de digerir esa información y proporcionar soluciones más productivas más rápidamente.”
Y espero y deseo que las soluciones que produzcan sean a nuestro favor.