Si es verdad que, a la luz de los restos arqueológicos más antiguos de homínidos conocidos, la humanidad se originó en África, todos los seres humanos, o al menos los europeos, podríamos ser definidos como afrodescendientes. Sin embargo, el término se refiere a las personas de piel «negra» (un adjetivo connotado que se ha usado como insulto a veces), y se suma a la lista de eufemismos como «de color», «moreno», etc., que genera este concepto racial, el cual es tabú desde hace varios siglos.

Estatuillas africanas.
Flickr (Secretaría de Cultura Ciudad de México)

Ateniéndonos estrictamente a la escala de color, las personas con la piel oscura son más «marrones» que propiamente «negras» desde el punto de vista del color estándar (marrón es otro adjetivo extraño que tomamos del francés, lengua en que significa ‘castaña’); de un modo más científico se podría decir de ellas que tienen la piel pigmentada, en comparación con los «blancos» o «rosas» o «beiges» clasificados como caucásicos, de los cuáles no hace falta indicar el color de la piel porque son tradicionalmente el «estándar» de lo que se considera una persona. Dada la tendencia del idioma a polarizar, los adjetivos antónimos blanco y negro no pretenden describir al referente, sino dividir la población en dos grupos socialmente diferenciados.

A la luz de los contextos en los periódicos vemos que el sector de población considerado afrodescendiente aparece reseñado a menudo en coocurrencia con otros colectivos marginados o vulnerables, o de poca influencia en la sociedad:

  • Cabe también resaltar la participación de una delegación con una significativa presencia de organizaciones de base que incluyeron organizaciones indígenas, de mujeres, de afrodescendientes y de jóvenes. [Clarín (Argentina), 8/08/2005]
  • En las lecciones aprendidas sobre VIH/SIDA en el trabajo con niños y adolescentes, comunidades indígenas y afrodescendientes, población privada de la libertad, población transgénero y travesti, usuarios de alcohol y drogas, madres gestantes y medios de comunicación. [El Comercio (Perú), 17/08/2009]

Más allá del conflicto racial, la palabra afrodescendiente es una palabra derivada que se compone del elemento compositivo afro– y la palabra descendiente, a su vez formada del prefijo de- (dirección) y la raíz scendere (subir). Se refiere al «ascenso» en un árbol filogenético, o si se prefiere, a la línea genealógica de los ancestros de los que heredamos las características fisiológicas, el carácter, etc.

Junto al formante afro-, la palabra convive con otras de anterior acuño como afroamericano, afrovenezolano y se convierte así en su genérico, de manera que divide la población más allá de las fronteras de un país en concreto: los afrodescendientes lo son pues a escala «internacional».

El término está ausente de todos los diccionarios españoles consultados (Alvar1, Alvar2, Clave, DEA). Sí aparece afroamericano, afrocubano, afroasiático, afrocaribeño, etc., todos con entrada propia y como ejemplo dentro de la entrada afro- .

A través de Internet vemos como existe un uso funcional en EE.UU. del término afrodescendiente, donde sirve para distinguir a este grupo (y ponerlo como cohipónimo) de ‘indigenous peoples’ (los pueblos originarios de América), mientras que el otro grupo de americanos descendientes de asiáticos (Asian Descendant) completaría el cuadro (https://www.oas.org/dil/afrodescendants.htm).

En cuanto a las colocaciones del adjetivo, se genera cierta variación denominativa (organización, comunidad, población, colectivo afrodescendiente), se refieren a sujetos humanos (mujer, joven, hermano afrodescendiente) y solo en un par de ocasiones aparecen especificando posiciones de categoría social como ministra o líder:

  • Ministra afrodescendiente en Italia pide garantías. [El Comercio (Perú), 7/05/2013]

Está claro que, si bien el adjetivo intenta mitigar la segregación sustituyendo vocablos que fueron usados en momentos menos correctos políticamente, afrodescendiente continúa con la tendencia demarcadora, mantiene cierto prejuicio de la clase dominante (en su mayoría no-afrodescendiente) que precisa distinguir y distinguirse de otros grupos sociales menos privilegiados. ¿Es preciso especificar que el líder o la ministra son afrodescendientes? Parece que el color de la piel todavía es un factor determinante para ser reconocido en sociedad y es difícil que el idioma se sustraiga de ello.

Por otro lado, el colectivo que recibe la denominación de afrodescendiente es posible que responda a su vez reafirmando sus diferencias culturales como rasgo identitario (como sucede en el caso del orgullo gay o el black power), por lo que el derecho a la diferencia (dentro de la igualdad de oportunidades y ante la ley) se coloca clara y contundentemente sobre la mesa exigiendo el debido respeto, así como también enlentece la integración en el statu quo de los que luchan en la contradicción de querer ser reconocidos por el sistema y a la vez permanecer fuera. Autodefinirse como afrodescendiente supone una actitud vindicativa, de desarticulación de la ideología dominante, por lo que se produce un cambio connotativo cuando el adjetivo se atribuye a otros o se usa para definirse a uno mismo o al propio grupo.

Los procesos de sensibilización para la erradicación del racismo al final olvidan que todo genérico es una minimización, una negación de las características particulares, y es así como tanto afrodescendiente como ‘negro’ omiten la cultura de origen del individuo (fulaníes, bantúes, yorubas, araras, carabalí, congoleses, mandingas), del mismo modo que «chino» o «moro», aunque hay quien dice que lo usa con cariño, son sustantivos que prescinden del esfuerzo cognitivo necesario para diferenciar aquello que NO nos interesa. No es de extrañar que los protagonistas sientan cierta desmotivación:

  • Dicha guía pretende ser una respuesta a problemas como el rezago, la permanencia y repetición de los afrodescendientes en los sistemas educativos, que marginan la historia de sus antepasados y les niegan la posibilidad de construir una imagen positiva de sí mismos. [La Vanguardia (España), 27/07/2006]

Como en tantas situaciones humanas y sociales, el humor (y la poesía), el juego con las palabras y las ideas es lo que permite a veces quitar hierro a antiguas y dolorosas trayectorias de discriminación, hacer que cuando lo negro es positivo, las listas negras sean para bien:

  • Para ello, lanzaron una convocatoria llamada la Lista Negra de Mujeres, donde 20 líderes afrodescendientes serán seleccionadas para recibir formación integral por cinco meses. [El Espectador (Colombia), 7/03/2017]

Todo el despropósito se origina posiblemente en la idea de que un grupo distinto al propio supone una amenaza para la supervivencia, la negación de los fundamentos del pensamiento que otorga coherencia a nuestra vida, y es un reto para el ser humano ver en la diferencia una posibilidad en lugar de un retroceso.

Anna Aguilar-Amat
Departament de Traducció i Interpretació i d’Estudis de l’Àsia Oriental
Universitat Autònoma de Barcelona (España)

afrodescendiente m. y f. y adj.

Un pensamiento en “afrodescendiente m. y f. y adj.

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