El micromecenazgo se basa en la creación de una plataforma o red —generalmente, haciendo uso de los recursos que proporciona Internet— para la difusión de un proyecto o actividad y la búsqueda de potenciales financiadores individuales, que, con sus aportaciones, bien económicas o de otro tipo, pero procedentes de muchas personas y canalizadas a través de Internet, lo apoyan. Se trata, por tanto, de un sistema de financiación mancomunada en el que los inversores interesados en respaldar una causa o negocio pueden realizar contribuciones sin esperar recompensa de su aportación (donaciones) o bien esperando esta recompensa, o realizar inversiones y recibir acciones, participaciones o beneficios. Esta cooperación colectiva ha cobrado especial auge en determinados sectores como la industria musical, cinematográfica y editorial, espectáculos, rehabilitación de edificios y obras de arte, educación, investigación, e incluso se ha aplicado a la financiación de campañas políticas y de deudas.
Micromecenazgo es un neologismo lexicográfico, pues no figura registrado en el DRAE23, el Clave, el DEA, el VOXUSO, Alvar y Alvar2, ni en el NEOMM. Sin embargo, y aunque tampoco aparece documentado en el CREA ni en el CORPES XXI, en el Observatori de Neologia su primera documentación data de 2011:
- Uno de los pioneros en los incipientes orígenes del micromecenazgo fue el grupo británico de rock Marillion, que en 1997 ya financió su gira por EE. UU. gracias a sus fans americanos, que aportaron un total de 60. [Levante (España), 21/02/2011]
Desde entonces, también abunda su aparición en fuentes geográficamente distintas, tanto peninsulares como, con menor frecuencia, de América Latina:
- Un empleado de Microsoft Xbox ha puesto en Kickstarter, un portal de micromecenazgo (de financiación masiva, en masa o por suscripción), un anuncio con el que expone al público toda su vida privada y a la venta. [El Universal (México) 17/09/2014]
Este último contexto ejemplifica uno de los aspectos lingüísticos más llamativos de este neologismo: la diversidad de unidades terminológicas que se emplean para la designación de este sistema de subvención, las cuales también resultan ser nuevas creaciones léxicas o neologismos. En efecto, además de con las denominaciones financiación masiva, financiación en masa y financiación por suscripción, citadas arriba, micromecenazgo coexiste en el empleo con el uso del préstamo inglés crowdfunding, que forma parte del léxico de muchas lenguas, por hacer referencia a un recurso de financiación importado de Estados Unidos:
- El libro ha sido publicado bajo uno de los formatos de ‘moda’ en el mundo editorial, el sistema de micromecenazgo o crowdfunding. [La Verdad (España), 29/09/2012]
Otras formas equivalentes que se documentan son micromecenaje, microfinanciación, financiación colectiva, microfinanciación colectiva, financiación de masas, financiación mancomunada y cuestación popular:
- Fomentar la emprendeduría juvenil (con sesiones sobre la puesta en marcha de un negocio propio, micromecenaje y crowdfunding, portales y redes sociales para autónomos, etc.). [La Vanguardia (España), 5/02/2014]
- Ahora Pàmies se ha apuntado al crowdfunding, que se abre paso en la red y que no es otra cosa que la microfinanciación. [La Vanguardia (España), 17/01/2011]
- Ahora que cada vez se habla más del crowdfunding (qué poco le gustaría este anglicismo), de la microfinanciación colectiva para recaudar fondos para un proyecto concreto, recordamos cómo el poeta y ensayista utilizó un sistema muy parecido para hacer frente a una deuda que superaba los diez millones de pesetas. [La Vanguardia (España), 3/11/2012]
- La financiación de masas, conocida como crowdfunding, es solo una de las tendencias que destacan en la Feria de Fráncfort. [El Comercio (Perú), 17/10/2012]
No obstante, al igual que ocurre en los de español, tampoco en los principales diccionarios de referencia de otras lenguas se encuentra registrado el término inglés crowdfunding, ni las unidades léxicas financement participatif o micromécénat en francés, micromecenatge en catalán o financiamento coletivo en portugués, aunque sus usos se encuentran suficientemente atestiguados. Son, por tanto, también neologismos lexicográficos.
En cuanto al proceso de creación, micromecenazgo está constituido por el formante micro- y el sustantivo mecenazgo, de mecenas y –azgo. Respecto a micro- (del griego μιχρο- ‘pequeño’), es caracterizado como elemento compositivo en el DRAE23, elemento compositivo prefijo en el Clave, elemento prefijal en el VOXUSO y prefijo en el DEA y el NEOMM. Aparece ya, desde el DRAE20, y en el Clave, el DEA (también en 1.ª ed.) y el VOXUSO con dos acepciones, una correspondiente al significado etimológico, ‘pequeño’, y otra que alude a ‘millonésima parte’, mientras que en NEOMM solo se recoge la primera acepción. Consideramos que es esta la que intervino para la conformación del significado del neologismo micromecenazgo.
Por su parte, el sustantivo mecenazgo, registrado como entrada ya en DRAE16, presenta dos acepciones en DRAE23: ‘cualidad de mecenas’ y ‘protección o ayuda dispensadas a una actividad cultural, artística o científica’, mientras que en Clave se consigna solo una, correspondiente a la segunda acepción del DRAE23, y también una, aunque conjunción de las dos del DRAE23, se encuentra en DEA y VOXUSO. Y se entiende por mecenas, según estos diccionarios, ‘la persona, institución o fundación que, económicamente, patrocina, promueve o protege a artistas e intelectuales, sus actividades y las letras y artes, en general’. (Mecenazgo, mecenas y –azgo no figuran en NEOMM, Alvar y Alvar2; micro- no se encuentra en Alvar ni en Alvar2, y -azgo no está en ninguna de las dos ediciones del DEA.)
El análisis expuesto del sustantivo micromecenazgo contribuye a constatar que el significado de este neologismo no es estrictamente composicional, pues, ya desde su creación, ha sido acuñado como el resultado de un proceso de especialización semántica por el que designa un sistema de financiación nuevo y claramente distinto, cuyas características no se infieren ni predicen a partir de la mera suma de los significados de las dos unidades lingüísticas que lo integran.
Por esta razón, y dado el auge de esta práctica de financiación colectiva y, por ende, el cada vez más frecuente uso del término micromecenazgo, este sustantivo debería ser registrado en el DRAE y en el resto de los diccionarios de la lengua española. Se trata, por tanto, de un neologismo diccionarizable.
M.ª Tadea Díaz Hormigo
Instituto Universitario de Investigación en Lingüística Aplicada
Universidad de Cádiz (España)