El destacado lugar que ocupan actualmente las nuevas tecnologías en nuestra vida ha provocado que muchos elementos del día a día comiencen a tener un correlato en el plano digital, es decir, en el ciberespacio. De este modo, surgen voces como cibernauta, cibercafé, ciberataque, ciberseguridad, ciberterrorismo, ciberdelito o cibercrimen, todas ellas de origen neológico, aunque algunas ya se consignen en diccionarios. Precisamente, a partir de la relación que se establece entre ciberdelito y cibercrimen, hallamos en numerosas ocasiones los términos ciberdelincuente y cibercriminal empleados como equivalentes, y, efectivamente, para el usuario común pueden funcionar como tal, pero no podemos afirmar que sean sinónimos, puesto que, desde el punto de vista jurídico, el delito y el crimen no son lo mismo, siendo este último de mayor gravedad que el primero.
Tanto ciberdelincuente como cibercriminal son formaciones creadas a partir del elemento compositivo ciber-, acortamiento procedente del inglés cybernetic, que indica ‘relación con redes informáticas’. Así, en los vocablos que nos ocupan, hallamos la combinación ciber + sustantivo, pero sus definiciones presentan matices distintivos debido a la ya citada diferencia entre los términos delincuente y criminal, por lo que podríamos definir al cibercriminal como aquel individuo que, a través de medios informáticos, comete un delito tipificado como crimen. A pesar de su uso, resulta poco frecuente hallar esta unidad en diccionarios, pues no aparece en DEA, DRAE23, NEOMM, Clave, VOXUSO ni Alvar1, aunque sí lo hace en Alvar2. En cambio, ciberdelincuente aparece en la mayoría de estas obras lexicográficas, lo que nos lleva a pensar que cibercriminal podría ser un término específico del ámbito jurídico o legal, mientras que ciberdelincuente parece pertenecer al léxico común de los hablantes de español.
En cuanto a su aparición en los principales corpus de consulta, ni el CREA ni el CORDE recogen cibercriminal en ninguna de sus grafías posibles (ciber criminal, ciber-criminal o cibercriminal), pero sí podemos hallar ocurrencias de este vocablo en el CORPES XXI que es un corpus más actual lo que nos indica que el ciber– es un elemento compositivo más reciente:
- Una de las razones por las cuales los fraudes en la red van en aumento es que «ya hay malware para tontos, no hay creadores sino generadores, un cibercriminal puede hacer una inversión de hasta 10 millones de dólares, pero las amenazas están en la web porque es fácil distribuirlas y hay dinero», afirma Castro. [El Universal (México), 18/02/2008]
- Facebook, Twitter y aplicaciones de terceros están cambiando las herramientas de los cibercriminales, proporcionándoles nuevas formas de trabajar y los puntos clave de la actividad susceptible de ser atacada. Los usuarios serán más vulnerables a los ataques que, sin saberlo, distribuirán aplicaciones dañosas a través de sus redes. Los cibercriminales se aprovechan de personas que confían en amigos para conseguir usuarios que pinchan en links que, de lo contrario, tratarían con cautela. [La Flecha (Málaga), 01/01/2010]
- Según especialistas, los cibercriminales se valen de las vulnerabilidades del navegador web en sí o anticuados plug-ins del mismo para vulnerar la seguridad. Aunque esta realidad afecta principalmente a consumidores finales, las empresas también deben prestar especial atención, ya que existen varias organizaciones que limitan la capacidad de los empleados para instalar las actualizaciones. [ABC Color (Paraguay), 06/12/2012]
Como ya venimos comentando, actualmente, las voces ciberdelincuente y cibercriminal conviven en español, aunque, si consultamos otros diccionarios, observamos que en otras lenguas no se produce esta equivalencia y que, además, el término que nos ocupa se consigna con mayor frecuencia en sus diccionarios. De hecho, consultando el diccionario alemán Duden Wörterbuch, hallamos la entrada cyberkriminell; en el Cambridge Dictionary, para el inglés, encontramos cybercriminal; para el italiano, en el Dizionario Hoepli della lingua italiana, se incluye la entrada cybercriminale, y, en el Dicionário Priberam da Língua Portuguesa, se recoge la voz cibercriminoso.
De los datos aquí expuestos, podemos extraer como conclusión que la formación cibercriminal, procedente del inglés cybercriminal, ya se ha consolidado y lexicalizado en otras lenguas, mientras que, en español, además de presentar cierta confusión con ciberdelincuente aún no se consigna en diccionarios más allá de Alvar2.
Mercedes Ramírez Salado
Instituto Universitario de Investigación en Lingüística Aplicada
Universidad de Cádiz (España)