antitaurino, antitaurina adj.

antitaurino, antitaurina <em>adj.</em>

En el mundo occidental, los movimientos de defensa y protección de los animales, conocidos como movimientos animalistas, empezaron durante la segunda mitad del siglo xix, cuando se promulgaron las primeras leyes que pretendían evitar el maltrato y la crueldad de los hombres hacia dichos seres vivos. Y fueron expandiéndose progresivamente hasta que a mediados del siglo xx el animalismo ya despertaba el interés de un amplio sector de la sociedad, como demuestra el hecho de que en 1978 se proclamase la Declaración Universal de los Derechos del Animal, aprobada posteriormente por la ONU. En el Estado español el movimiento animalista chocó desde el principio con la fuerte tradición cultural de las corridas de toros y otras fiestas populares en las que participan animales que son sometidos a algún tipo de maltrato. A pesar de ello, desde finales del siglo xix y principios del xx también aquí comenzaron a surgir movimientos de defensa de los animales, que se iniciaron con el activismo antitaurino —que abogaba por abolir las corridas de toros—, y que fueron expandiéndose y abrazando también la protesta contra cualquier espectáculo o fiesta en la que se utilizan animales y se pone en peligro su integridad física.