Cuenta el mito que Medea, enloquecida por una mezcla de celos, odio y orgullo, mató a sus hijos, Mérmero y Feres, después de que Jasón, al que había ayudado a recuperar el vellocino de oro, quisiera repudiarla para casarse con Creusa. Así conseguía truncar la continuidad del linaje de Jasón, y lo que conllevaba para un hombre griego, puesto que los hijos estaban destinados a cuidar de los padres en la vejez y darles sepultura. Esta leyenda, que se conoce desde el siglo viii a. C. contada por Eumelo en sus Corinthiaka, alcanzó la cumbre literaria en la tragedia Medea de Eurípides (ca. 480 a. C.-406 a. C.), cuya influencia en el arte posterior (literario, pictórico) llega a nuestros días. Si es un acto abominable en la ficción, en la realidad es incluso más horrible porque contraviene el instinto natural de una madre (y de un padre) de proteger ante todo a sus hijos.
Y sin embargo sucede, a pesar de que el mundo occidental ha tomado conciencia de que se tenía que trascender el ámbito privado y proteger a las mujeres que sufren violencia en el marco de sus relaciones de pareja. Se ha avanzado, pero sin duda los datos siguen siendo aterradores, por lo que se debe seguir trabajando en afinar las leyes y mejorar las medidas de protección hacia las mujeres, que a veces no solo tienen que sufrir la violencia directamente, sino que, en algunos casos más retorcidos, la violencia se ejerce sobre todo aquello por lo que sienten afecto: si el afecto más grande se tiene hacia los hijos, la violencia se perpetra sobre ellos, como vehículo para destruir a la mujer y dejarla con una lacra devastadora; el daño supremo.
La psicóloga argentina Sonia Vaccaro, experta en victimología y violencia de género, acuñó en 2012 el sintagma violencia vicaria, definida como la «violencia que se ejerce sobre los hijos para herir a la mujer», donde la especialista optó por el adjetivo vicario, por su significado de «secundario», «sustituto», atendiendo a la definición del DLE: «que tiene las veces, poder y facultades de otra persona o la sustituye». A pesar de que este sintagma se usa desde hace una década, ha empezado a usarse y difundirse en los medios más recientemente, sobre todo en contextos españoles, a raíz de su inclusión en el Pacto de Estado contra la Violencia de Género, firmado en 2017:
- Dentro de las diferentes y múltiples expresiones de maltrato de género masculino, hay una especialmente sádica y monstruosa: se llama violencia vicaria y se trata de aquella ejercida contra los hijos para dañar a sus madres. [El País (España), 12/1/2018]
- A menudo las niñas y niños son dañados con el propósito meramente instrumental de lastimar a la otra persona, son utilizados y sufren lo que se conoce como violencia vicaria (o femicidio vinculado) y de la que hablaremos en profundidad en este artículo de Psicología-Online de España. [Diario Femenino (Argentina), 29/3/2020]
- El caso podría ser una de las formas más perversas de la violencia machista: la violencia vicaria, por la cual se causa daño a la madre a través del sufrimiento de los niños. [Página/12 (Argentina), 11/6/2021]
- Todos los indicios apuntan a que la muerte de un niño de tan solo 2 años la pasada noche en la habitación de un hotel de Barcelona es un nuevo caso de violencia vicaria. [La Vanguardia (España), 25/8/2021]
- A finales de 2021, las distintas policías habían alertado de 676 casos de menores en riesgo de padecer violencia vicaria: 59 alto y 617, medio. Supone un aumento del 61,3% con respecto a 2020. [El Periódico (España), 5/1/2022]
Debido a que la denominación de violencia vicaria es relativamente nueva, no hay ningún diccionario de ninguna lengua que lo recoja, si bien el sintagma violència vicària, junto con el equivalente inglés vicarious violence, ya aparece recogido por el Termcat, centro de terminología para el catalán, con una definición amplia que no se sitúa estrictamente en la perspectiva de la violencia machista: «violencia intrafamiliar ejercida de manera consciente contra una persona, con frecuencia un hijo, con la intención de hacer daño a una tercera persona que es la destinataria real de la acción, con frecuencia la expareja».
Estamos, en fin, ante la denominación de un tipo de crimen lamentablemente globalizado y actual, que se ha asentado entre los hablantes a medida que se han conocido nuevos casos. Merece, sin duda, un lugar en el diccionario.
Elisenda Bernal
Observatori de Neologia
Universitat Pompeu Fabra (España)
Teniendo en cuenta que (al menos en España, según he leído) la autoría de la muerte de hijos por mano de sus progenitores es ligeramente mayor en mujeres, parece más acertada la definición del Termcat. No creo que el daño supremo lo sufran solo las mujeres, pues perder un hijo es también muy doloroso para el padre, y también más terrible cuando es por mano de su expareja.
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