El micromecenazgo se basa en la creación de una plataforma o red —generalmente, haciendo uso de los recursos que proporciona Internet— para la difusión de un proyecto o actividad y la búsqueda de potenciales financiadores individuales, que, con sus aportaciones, bien económicas o de otro tipo, pero procedentes de muchas personas y canalizadas a través de Internet, lo apoyan. Se trata, por tanto, de un sistema de financiación mancomunada, en el que los inversores interesados en respaldar una causa o negocio pueden realizar contribuciones sin esperar recompensa de su aportación (donaciones) o bien esperando esta recompensa, o realizar inversiones y recibir acciones, participaciones o beneficios. Esta cooperación colectiva ha cobrado especial auge en determinados sectores como la industria musical, cinematográfica y editorial, espectáculos, rehabilitación de edificios y obras de arte, educación, investigación, e incluso se ha aplicado a la financiación de campañas políticas y de deudas.