Si existe un colectivo que ha destacado por su vulnerabilidad ante la pandemia de COVID-19, ese es sin duda el de las personas de mayor edad. El aislamiento y la precariedad de las residencias son un claro ejemplo de cómo se ha dejado de lado a un amplio sector de la sociedad. En este contexto, la composición culta gerontofobia ha llegado para quedarse entre otras voces que visibilizan discriminaciones a la orden del día (como turismofobia, transfobia, aporofobia, o islamofobia). Así lo demuestra este fragmento de prensa del último año:
- Que habla de aporofobia, pero en este último año también de gerontofobia, de cómo hemos apartado a los mayores porque son quienes enferman y mueren con el virus. [Las Provincias (España), 2/4/2021]
En cuanto a su morfología, el neologismo que nos ocupa se compone de dos elementos: geronto-, que significa ‘viejo’ o ‘anciano’, y -fobia, que se refiere a la aversión o rechazo a dicho colectivo. No obstante, conviene señalar que existe variación a la hora de denominar esta realidad candente. Otras formas que se emplean a tal efecto son gerascofobia, viejismo y edadismo. Cabe destacar también que no todas tienen la misma connotación; gerontofobia, por ejemplo, tiene un matiz de aversión inexistente en edadismo, cuya definición contempla solo la discriminación. La Fundéu recomienda emplear la última para huir de préstamos adaptados como ageísmo. Sin embargo, no se pronuncia sobre gerontofobia ni sobre el resto de términos equivalentes.
Respecto a la presencia en obras lexicográficas del español, la palabra que nos concierne no aparece documentada ni en los principales diccionarios descriptivos del uso actual ni en los de neologismos. Tampoco cuenta con entrada en diccionarios de otras lenguas románicas. Por el contrario, sí que está registrada en diversos corpus; de hecho, la primera entrada en el corpus del Diccionario histórico de la lengua española (CDH) se remonta a 1967.
El siguiente ejemplo extraído del CORPES XXI refleja de manera muy comprensible el significado de esta voz:
- El viejismo y la gerontofobia son males sociales muy comunes en nuestra época, donde las personas adultas mayores son relegadas de la sociedad o recluidas en un Hogar de Ancianos aun teniendo los recursos familiares y económicos para seguir viviendo en su casa, o en ocasiones se les abandona a su suerte, ya que se asocia la vejez con enfermedades como demencia y la agresividad. [CORPES XXI (Costa Rica), 2013]
Como se puede observar, la discriminación hacia la gente mayor se manifiesta en una reducción de sus libertades y de su intimidad. Los ejemplos de uso recogidos por BOBNEO, la base de datos de los observatorios de neología, también revelan infantilización y falta de atención en el ámbito sanitario:
- Desde lo médico, los extremos de la asistencia son la gerontofobia (el abandono) y los «encarnizamientos» sea terapéutico, farmacológico (para cada síntoma una receta), derivativo (desfile por especialistas), complementario (solicitar todos los métodos diagnósticos posibles) y el tiempista, «no darles tiempo en la consulta». [La Nación (Argentina), 13/12/2016]
¿Pero cuál es el origen de un repudio de tal calibre hacia la vejez? Otra ficha de BOBNEO proporciona ciertas pistas al respecto:
- Ha agudizado la gerontofobia (miedo, rechazo y repudio a los mayores) que asocia la vejez a la ineptitud, la enfermedad, la improductividad, la dependencia y hasta la fealdad. [La Vanguardia (España), 3/9/2020]
Resulta revelador que todos estos valores asociados a la senilidad sean incompatibles con el capitalismo. La enfermedad trae consigo un gasto importante de dinero, así como una dependencia que exige cierta cantidad de cuidados. Por este motivo, entra en conflicto con la productividad de la que bebe el sistema capitalista. Asimismo, la fealdad es la antítesis de esa obsesión por la eterna juventud y belleza impuesta por el liberalismo. En definitiva, la vejez es una etapa que simplemente no conviene y el neologismo gerontofobia funciona como un perfecto espejo que muestra los miedos que reinan en la sociedad actual. Por consiguiente, se debería considerar su inclusión en las obras lexicográficos de referencia.
Irati García Urricelqui
Observatori de Neologia
Universitat Pompeu Fabra (España)