seitán m.

seitán <em>m.</em>

En el mundo en el que vivimos es difícil encontrar armonías, pues la vorágine cotidiana permite escasos momentos que equilibren no pocos desniveles. Las insatisfacciones del ritmo de vida no pueden minorarse con unos minutos de lectura de reiterantes textos de autoayuda, por lo que los propósitos iniciales se dan de bruces con la realidad. No obstante, no dejamos de buscar conductas que faciliten la quimérica felicidad. Bertrand Russell pensaba que se podía conquistar externalizando nuestras vivencias y sentimientos, pues, ya que somos entes sociales, solo la alteridad, frente a la ermitaña vida interior, podría superar el temor a los infortunios. Sin embargo, el japonés George Ohsawa, el padre de la macrobiótica, prefirió centrarse en el desarrollo del entendimiento humano, aunando la espiritualidad con la alimentación, gran responsable de la salud emocional. En ese sentido, la memoria, el buen humor o el sueño profundo se consideran leyes que proporcionan bienestar y encuentran parangón con el buen apetito, sea culinario, sea sexual. Se trata, una vez más, de conseguir un equilibrio, a partir de un principio único creador de las dos eternas fuerzas complementarias, el yin, pasivo y femenino, y el yang, su opuesto.