El origen de la teleasistencia son las alarmas que se instalan en el siglo pasado en las habitaciones de hospitales y centros de salud. Con el desarrollo de las tecnologías de la telecomunicación, la distancia entre paciente y profesional sociosanitario se amplía hasta conseguir un control remoto. Así, a principios de los ochenta, en países como Alemania, Francia y Gran Bretaña, nacen unos servicios de cuidados sociales y sanitarios a distancia por vía telefónica. A partir de los noventa, cuando los modelos permiten la centralización, empiezan a implementarse también en distintas regiones del Estado español y de América Latina. Hoy miles de personas mayores, personas con diversidad funcional o enfermos crónicos, que suelen vivir solos y que quieren ganar autonomía, utilizan este servicio.