En este blog ya ha aparecido un neologismo con el formante bio-: biopic, tomado del inglés, donde se formó por acronimia a partir del sintagma biographical picture. El que nos ocupa ahora es biopolítica, cuya estructura morfológica incluye la base culta bio- y el sustantivo femenino que designa, entre otros sentidos, el ‘arte, doctrina u opinión referente al gobierno de los Estados’, la ‘actividad de quienes rigen o aspiran a regir los asuntos públicos’ y la ‘actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto, o de cualquier otro modo’ (DRAE23: 7.ª, 8.ª y 9.ª acs., s. v.). Descartado que se trate de un acrónimo con apariencia de compuesto culto (como nomofobia), toca desentrañar si el elemento compositivo bio– es un acortamiento creado sobre la base de biológico o bien equivale a ‘vida’, es decir si corresponde a la segunda o a la primera acepción que para el morfema trae el DRAE23 (s. v.).
La documentación más antigua de biopolítica en el CREA corresponde a La Vanguardia (España), 2/09/1994 y se registra además otra ocurrencia argentina de 1998. En CORPESXXI aparecen cincuenta y un ejemplos entre 2006 y 2012. La primera documentación en el Observatori de Neologia se data en 1991:
- La raza —el sexo— y los temas de las culturas minoritarias, todo el conjunto de problemas que podríamos llamar biopolítica, están a punto de llegar a ser algo más importante que el tradicional temario de las clases sociales, aunque con sus peligros específicos. [El País (España), 30/09/1991]
En algunos ejemplos del Observatori de Neologia se puede apreciar la vinculación semántica del elemento compositivo con el sentido ‘vida’:
- Una biopolítica (subordinación de la vida a la política) articulada mediante técnicas de poder que disciplinan a los ciudadanos y los convierten en cuerpos dóciles y siervos voluntarios. [El Periódico (España), 30/04/1999]
Así como el posible origen (discutido) del compuesto culto en el pensamiento de Michel Foucault:
- Después de todo, la biopolítica —que no sería una invención de Foucault (Esposito demuestra que se remonta a comienzos del siglo xx)— se ha convertido en uno de los términos más recurrentes en el debate filosófico-político actual. [El Mercurio (Chile), 10/10/2008]
El Trésor de la langue française informatisé define biopolitique, bajo el elemento compositivo bio-, como «une discipline en voie de formation dont la place sera bientôt largement reconnue et qui s’attache à l’étude des moyens de réconcilier la société moderne avec ce qui doit rester son rapport organique: la nature, le climat, la santé du sol, la pureté des eaux (Pol. 1969)», donde se diría que bio- se identifica con lo biológico en el sentido de medio ambiente y ecosistema. El mencionado Esposito se lo atribuye a Johan Rudolf Kjellén, filósofo sueco de principios del siglo xx y padre de la geopolítica. Parece, por tanto, que biopolítica presenta dos sentidos principales: relación entre el poder político y la vida (en la línea de Foucault) y relaciones entre las ciencias políticas y la biología, entendida como la ciencia de la naturaleza, el medio ambiente y la ecología.
Como disciplina encargada de estudiar las relaciones entre el poder político o el estado y la vida de los individuos (sujetos o agentes) se relaciona con biopoder y el activismo político que defiende la vida de los ciudadanos, como derecho humano individual, frente a los abusos del poder político constituido en forma, principalmente, de estado legislador que emite disposiciones legislativas sobre la vida de los individuos sociales (relativas a la muerte digna, eutanasia, pena de muerte, aborto, etc.). Esta acepción, que tiene su origen en el pensamiento postestructuralista tal como es enunciado por Foucault en su teoría del discurso político estatal, parece la mayoritaria en español, con usos a ambos lados del ecuador, y relacionaría el elemento compositivo bio- con su primera acepción en el DRAE23: ‘vida’; designaría todo lo relacionado en el discurso político con la vida de los individuos. Su origen etimológico estaría en el francés biopolitique, si bien la definición del Trésor parece identificar el término con la acepción secundaria más propia de la geopolítica. Ejemplos con este sentido foucaultiano son:
- Cuando hablamos de biopolítica, estamos hablando del control externo e interno de las estructuras de la subjetividad y la producción de placer. [El País (España), 13/06/2010]
- Yo soy “micro-política”, finalmente me interesa más la biopolítica, la que se ejerce sobre los cuerpos y sobre las mentes, que la política institucional. [La República (Perú), 1/05/2016]
Incluido este caso en el que se habla de ¿vida biológica?:
- Para Foucault, en cambio, la biopolítica alude al modo en que la vida biológica de la población en su conjunto se ha convertido en objeto de administración y gobierno mediante los mecanismos de normalización que, como se ocupó de mostrar, no funcionan del mismo modo que los dispositivos jurídicos de la ley. [La Nación (Argentina), 13/04/2012]
El sentido secundario, que designa la ciencia política en cuanto tiene que ver con la biología —entendida como ciencia de la naturaleza—, con el medio ambiente, con el entorno natural o ecosistema, tendría su origen en la teoría política del sueco Kjellén. El Svenska Akademiens Ordbok no registra el término biopolitik y asigna a Kjellén la primera documentación (1900) de geopolitik, definido como: ‘estudio de problemas políticos desde el punto de vista de las condiciones geográficas de los estados’, o sea de sus cualidades ambientales, ecosistema o entorno natural. Así precisamente define geopolítica, en su cuarta acepción, el DRAE23: ‘estudio de los condicionamientos geográficos de la política’. La existencia de este sustantivo en español, que además es también adjetivo según el DRAE23 (‘relacionado con el punto de vista geográfico y político de una región. Situación, importancia geopolítica’), explica la escasa difusión de la acepción equivalente de biopolítica, que en español casi siempre se encuentra con el sentido foucaultiano de control de las mentes y los cuerpos, de la vida de los individuos, por parte del poder político y los estados.
Casi ninguno delos diccionarios del español consultados (Clave, DEA, DRAE23, NEOMM, VOXUSO) registran el técnicismo filosófico biopolítica; solo Alvar2 lo incluye, con la siguiente definición: ‘estudio de la política que tiene en cuenta a los seres que la desempeñan’, con un ejemplo de 1989 en la revista Época. La mejor explicación que he logrado encontrar aparece en un estudio sobre la obra de Michel Foucault:
biopolítica de las poblaciones. Es una de las dos estrategias dispuestas por el poder moderno para incrementar la población y acrecentar su rendimiento efectivo. Se trata de un control intensivo y descentrado sobre la población, denominado “gubernamentabilidad” no atribuible al Estado. Coincide la necesidad del capital en mejorar la calidad del trabajo como factor de producción con el incremento y la salud de la población a través de una intervención constante y capilar sobre los individuos (nacimiento, procreación, longevidad, enfermedad, muerte). [Julián Sauquillo: Michel Foucault: poder, saber y subjetivación. Madrid: Alianza editorial, 2017, 531-532]
La biopolítica es, por tanto, esa intervención constante y capilar del poder sobre la vida de los individuos; especialmente el control sobre el nacimiento, la procreación, la longevidad, la enfermedad y la muerte de los sujetos.
Decía José Ortega y Gasset que «la vida humana es una realidad extraña, de la cual lo primero que conviene decir es que es la realidad radical, en el sentido de que a ella tenemos que referir todas las demás, ya que las demás realidades, efectivas o presuntas, tienen de uno u otro modo que aparecer en ella» (Historia como sistema, capítulo I, O. C. VI, 47) y, un poco después, añadía que «el hombre no tiene naturaleza, sino historia» (O. C. VI, 73). Para Ortega, el término biología debería entenderse como ‘teoría general de la vida’, «si Lamarck no lo hubiera inventado y acotado para lo que, en rigor, debiera llamarse Zoología (no sabía griego e ignoraba que bios no es, como zoe, vida orgánica, sino conducta del ser viviente, por tanto, digamos, biografía)» (O. C. VI, 782). En este marco, biopolítica puede integrarse en el vocabulario filosófico español como la designación de las relaciones entre el poder político y la vida en cuanto ‘conducta del ser viviente’; entre la política y las costumbres sexuales, el placer, el nacimiento, la enfermedad y la muerte de los individuos (sujetos o agentes). Si la filosofía orteguiana se denominó raciovitalismo, quizás cabría llamar a la biopolítica foucaultiana política de la vida, y entonces biopolítica sería un compuesto culto a partir del elemento bio- con el sentido de ‘vida’ (primera acepción del DRAE23), más que con el sentido de ‘biológico, que implica respeto al medio ambiente’ (segunda acepción del DRAE23).
José Ramón Carriazo
Universidad Nacional de Educación a Distancia (España)