En principio, ficción y realidad se oponen. La realidad se vincula al mundo, a la verdad, a lo que efectivamente existe y sucede, mientras que la ficción es una invención, algo fingido, producto de la imaginación. De allí que llamemos ficción a las ‘obras literarias o cinematográficas, generalmente narrativas, que tratan de sucesos y personajes imaginarios’ (DRAE23). Sin embargo, no siempre es sencillo establecer un corte de navaja entre ficción y realidad. ¿Qué pasa, por ejemplo, si queremos contar una historia de vida? ¿Hasta dónde se reconstruyen los detalles? ¿Hasta dónde es válido «adornar»?

teclado de una máquina de escribir mecánica
Flickr (Arielle Fragassi)

El verbo ficcionar da cuenta de este borroso límite entre la realidad y la ficción, en tanto que designa el proceso por el cual un hecho de la realidad se convierte (al menos en parte) en ficción. De entre los diccionarios de uso se documenta únicamente en DEA, definido como ‘imaginar [algo no real]’. En los siguientes ejemplos de uso se observa que aquello que se imagina es sobre la base de un hecho de la realidad:

  • La película está inspirada en varias de sus historias, pero una buena parte está también ficcionada. Es una mezcla entre hechos y ficción, con mucho de la parafernalia de Hollywood. [Las Últimas Noticias (Chile), 4/09/2014]
  • «No tengo capacidad intelectual para decir si tiene sentido ficcionar hechos reales, pero sí puedo decir que me siento muy orgulloso de haber estado en esta película», ha señalado por su parte Roberto Álvarez, quien ha confesado su empatía con la familia del concejal y su dignidad en el sufrimiento. [La Opinión de Málaga (España), 1/07/2008]
  • Empezar a revertir el daño sólo después de las elecciones de octubre no hace más que confirmar la existencia de una mirada cortoplacista, corrupta y egoísta de un gobierno que sigue empecinado en ficcionar la realidad. [La Nación (Argentina), 17/09/2013]

Así, lo que se ficciona es la realidad o los hechos. Imaginación y realidad se contraponen en los contextos de uso de este neologismo. Es frecuente que ficcionar se use en contextos en los que se tratan temas de la industria cultural, y coocurre con sustantivos que designan géneros, especialmente con biografía y documental, que son obras de las que, justamente, se espera que sean fieles a la realidad:

  • Concluida la contienda, marchó a Salzburgo, donde escribe las ricas biografías ficcionadas a las que debe la fama, además de novelas y relatos. [El Norte de Castilla (España), 4/07/2008]
  • Un historiador catalán afirma poseer un documental ficcionado en el que el actor interpreta al genial arquitecto. [El País (España), 9/11/2009]

La formación de ficcionar tiene lugar mediante el procedimiento de conversión sintáctica, que consiste en un cambio en la categoría gramatical sin modificación formal de su base léxica. En este caso, el sustantivo ficción pasa a comportarse como un verbo, flexionando según el paradigma de la primera conjugación. La base, sin embargo, queda intacta.

Ficcionar se encuentra en competencia con otro neologismo de significado similar, ficcionalizar, que se forma a partir de la adjunción del sufijo verbalizador -izar a la base adjetiva ficcional (documentada en el DRAE23), que es, a su vez, derivada del nombre ficción. Las dos formas aparecen con una frecuencia equivalente (y relativamente escasa) si se consultan los bancos de datos de la Real Academia Española (CREA, CDH y CORPES XXI), aunque una búsqueda en Google arroja mayor cantidad de resultados para ficcionalizar. Diacrónicamente, el primer registro es para ficcionar, en 1977, mientras que ficcionalizar no aparece en los corpus hasta 1996. La aparición de esta segunda forma podría, tal vez, explicarse por calco del inglés fictionalize.

En cuanto a su distribución geográfica, si bien las formas tienden a convivir en las diferentes regiones, de acuerdo con las bases de datos consultadas se encuentra una preferencia por ficcionar en Chile y, en menor medida, en Cuba, México y Bolivia. Por su parte, ficcionalizar tiende a usarse en Argentina, Perú y Colombia. Estas tendencias, sin embargo, deberían confirmarse en corpus más extensos.

Sus contextos de uso son similares. Al igual que ficcionar, ficcionalizar suele aparecer en el marco temático de la industria cultural y coocurrir con sustantivos como realidad o hechos o adjetivos como real o verdadero:

  • Lo merece, primero porque es un escritor que se ha ocupado muchísimo de la historia de Chile, ficcionalizándola, evidentemente, y porque ha sabido practicar distintos géneros y también ha podido encontrar temas para sus historias en otras latitudes y en otros ámbitos. [El Mercurio (Chile), 9/03/2014]
  • Pese a partir de los diarios de dos exploradores reales, admite que tuvieron que ficcionalizar la mayor parte de la película, «porque es imposible abarcar el conocimiento amazónico», y, además, «la realidad es mala guionista». [La Vanguardia (España), 23/05/2015]

Es frecuente, además, la nominalización de la base ficcionalizar mediante el sufijo -ción:

  • El anuncio era de impacto, y más coincidiendo con el estreno en Berlín de Camino de Guantánamo, la película que denuncia las condiciones extremas de los presos, a partir de la ficcionalización de los testimonios de algunos de ellos. [La Vanguardia (España), 21/02/2006]

En suma, los límites entre ficción y realidad no siempre son tan claros, especialmente en el contexto de las obras culturales. El verbo ficcionar da cuenta de esta tensión y debería ser incluido en las obras lexicográficas.

Lucía Bregant
CONICET y Universidad de Buenos Aires (Argentina)

ficcionar v. tr.

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