no ficción f.

no ficción <em>f.</em>

Si consultamos la palabra ficción en un diccionario de antónimos nos da como posibilidades las palabras realidad, verdad e incluso vida. Sin embargo, lo que aparece semana tras semana en la lista de los libros más vendidos, tanto en páginas web de librerías como en los suplementos culturales de los periódicos, se clasifica en la categoría de ficción, contrapuesta a la de no ficción o no-ficción, construidos con el prefijo no-, que es el único en español que presenta un valor de contradicción, valor negativo que supone que la negación de un elemento implica la afirmación de otro, de modo que se excluyen mutuamente. Cabe decir, no obstante, que el estatus de no- es controvertido, puesto que algunos estudios no lo consideran propiamente un prefijo, sino que lo tratan como un adverbio que queda fuera de la formación de palabras.

antologar v. tr.

antologar <em>v. tr.</em>

La palabra antologar parece haberse hecho un lugar en nuestro repertorio léxico, a pesar de que solo uno de los diccionarios consultados —el DRAE23, el Clave, el DEM, el DUE y el DEA— registra el neologismo —el DEA—. Para definirlo, este diccionario recurre al sinónimo antologizar, que es precisamente el término aceptado por el diccionario académico en la vigésima tercera edición, con el significado de ‘incluir en una antología’. La mayoría de los diccionarios parece, por tanto, asumir la posición de la Fundéu (2008): «El verbo correspondiente a antología es antologizar, y su participio, antologizado».

ficcionar v. tr.

ficcionar <em>v. tr.</em>

En principio, ficción y realidad se oponen. La realidad se vincula al mundo, a la verdad, a lo que efectivamente existe y sucede, mientras que la ficción es una invención, algo fingido, producto de la imaginación. De allí que llamemos ficción a las ‘obras literarias o cinematográficas, generalmente narrativas, que tratan de sucesos y personajes imaginarios’ (DRAE23). Sin embargo, no siempre es sencillo establecer un corte de navaja entre ficción y realidad. ¿Qué pasa, por ejemplo, si queremos contar una historia de vida? ¿Hasta dónde se reconstruyen los detalles? ¿Hasta dónde es válido «adornar»?