¿Cuántas veces hemos oído expresiones como trabajar como un negro, haber moros en la costa o engañar (a alguien) como un chino sin reparar en lo que hay de implícito en estas locuciones? Estas y otras expresiones populares, transmitidas a lo largo de generaciones, califican de manera despectiva y negativa a determinados colectivos. Pero no solo en el lenguaje cotidiano —ya sea con las expresiones que hemos mencionado, ciertos refranes, adjetivos, etc.— se dan estos casos de racismo subliminal, sino también en actos simples, que a menudo pasan absolutamente desapercibidos pero que suceden más de lo que podemos llegar a pensar. E incluso a veces se ocultan bajo el manto de bromas o chascarrillos.

Fotografía con un grupo de peones de ajedrez de color rojo y un peón aislado de color negro
Markus Spiske (Pexels)

Son muchos los testimonios que alguna vez han sufrido este tipo de actitudes o comportamientos racistas solo por el simple hecho de tener un color de piel diferente o proceder de una cultura distinta. Para poner algunos ejemplos concretos de casos reales: cuando alguien se cambia de asiento en el transporte público porque una persona de tez oscura se sienta al lado o cuando alguien se guarda, con recelo, la cartera o el móvil cuando se cruza en la calle con un individuo de una etnia estigmatizada. Este tipo de comportamientos, manifestados a través de gestos o actitudes —pero también mediante presuposiciones, algunas de ellas sin intención alguna de ofender o ningunear—, también es racismo, porque no se agrede directamente a la persona, pero se mantiene y perpetúa la segregación racial y la creencia de la superioridad étnica y la discrimi-nación hacia un colectivo determinado.

Aunque solemos atribuir al racismo aquellas expresiones más evidentes, como insultos, difamaciones o agresiones (físicas y verbales), hay este tipo de racismo que no levanta sospecha pero que contribuye a solidifi-car estereotipos, a mantener unos prejuicios que afectan tanto al quehacer habitual de estas personas como a sus expectativas vitales y laborales, y a normalizar actitudes de discriminación y violencia racial. Esto es lo que, en psicología social, a finales de los ochenta se denominó racismo aversivo, pero que hoy en día se conoce como microrracismo. De acuerdo con la definición de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), la mayoría de los actos microrracistas se llevan a cabo por personas que no son racistas pero que manifiestan falta de empatía, frialdad y distancia en el trato, que no son más que muestras de un racismo encubierto.

Desde el punto de vista morfológico, es muy probable que microrracismo se haya formado por analogía con la palabra micromachismo, con la que comparte el hecho de ser formaciones semánticamente transgresoras, porque tanto racismo como machismo son sustantivos abstractos que no se pueden dimensionar. Al igual micromachismo, que el formante culto micro- ‘muy pequeño’ adquiere otro significado, fruto de una extensión semántica por metonimia, y, en este caso en particular, se alude más bien a la imperceptibilidad, a la sutileza de los actos en los que se produce este tipo de discriminaciones raciales, por lo que el significado del compuesto también se ve alterado, puesto que no es enteramente composicional.

En cuanto a la cuestión ortográfica, es importante señalar que en los primeros usos que encontramos en la prensa escrita había vacilación formal, es decir, se podían encontrar formas en las que entre el formante y la voz racismo había un espacio (micro racismo), un guion (micro-racismo) o se unían mediante una sola erre (microracismo). Sin embargo, dado que el primer elemento, micro-, termina en vocal y el segundo empieza con erre, se escribe en una sola palabra y duplicando la erre para mantener su sonido fuerte, tal y como indica la FundéuRAE.

Este neologismo, microrracismo, es de creación muy reciente y aparece en contextos, tanto del español peninsular como en el americano, en los que se quieren exponer algunas situaciones de este tipo de discriminaciones de índole racial:

  • Todos los comensales rompen en una carcajada y empiezan a compartir los episodios de microrracismo que han sufrido a lo largo de sus vidas como si se tratara de una terapia de grupo. [El País (España), 27/03/2017]
  • El mismo día, la propia Netflix reforzaba su fase con el estreno de la serie Dear white people, inspirada en la película de Justin Simien de 2014, una incisiva mirada a los microrracismos que sufre un grupo de estudiantes con diversidad étnica en una de las universidades de la Ivy League. [Icon (España), 6/05/2017]
  • No es nuevo que, debido a la sanción social del sexismo y el racismo, proliferen los microrracismos. [El Tiempo (Colombia), 27/09/2018]
  • Por su parte, para alguien que se considera una persona “decente” y comete un acto de microrracismo, puede ser difícil de aceptar que tiene una mirada cargada de prejuicios. [La Nación (Argentina), 9/06/2020]

Por supuesto, también se documenta la forma derivativa microrracista, usada principalmente como adjetivo:

  • Denuncian las expresiones racistas y microrracistas: “Vino un señor del Círculo de Lectores a mi casa y me preguntó si podía llamar a la señora”, cuenta Antoinette Torres. [El Diario (España), 21/01/2016]
  • ¿Y qué otra cosa prometía una película (¡basada en un caso real, para peor!) sobre la amistad entre un blanco microrracista y un negro, en el mismísimo Sur profundo [sic] de los Estados Unidos? [Página12 (Argentina), 26/02/2019]

Todos estos contextos expuestos aquí ponen de manifiesto la cotidianidad con la que se producen estos actos no premeditados. Actos que, a pesar de no ser delictivos, en el sentido que no podrían denunciarse ante un tribunal, atentan contra la dignidad como seres humanos de aquellos que lo padecen día a día. Como sucede con el machismo, no por el hecho de ser sutil es menos violento, por lo que se debe combatir en todas sus expresiones, por mínimas que sean o por superficiales que puedan parecer para así construir una sociedad libre de racismo.

En síntesis, el uso de microrracismo es muy actual y, por ende, parece lógico que no se encuentre todavía registrado en ninguno de los diccionarios de referencia del catalán, del francés, del inglés ni del italiano. Desafortunadamente, lo que sí observamos es cómo año tras año esta voz va en aumento, cuando lo ideal sería que cada vez fuera a menos. Sin embargo, con esta frecuencia de uso creciente y estable, este neolo-gismo no hace sino concienciar a la sociedad de estos comportamientos racistas y xenófobos, para que sea más justa y tolerante, basada en el respeto y la diversidad racial.

Martí Freixas Cardona
Observatori de Neologia
Universitat Pompeu Fabra (España)

microrracismo m.

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