eco

eco

Sin duda, eco- constituye una base compositiva culta de enorme productividad en español, al igual que sucede en otras lenguas actuales, como reflejo de la creciente preocupación global por el medio ambiente y de las actuales medidas para combatir su deterioro. De ello da fe la Real Academia, que en su Diccionario de la lengua española, junto al significado original de este elemento compositivo, ‘casa’, ‘morada’ o ‘ámbito vital’, del gr. οἰκο- oiko-, consigna el significado ‘ecológico’.

redimensionar v. tr.

redimensionar <em>v. tr.</em>

Este vocablo parece tener un largo recorrido. De hecho, el Corpus de Referencia del Español (CREA) arroja casos que se remontan al año 1980, es decir, al menos se documenta desde hace más de treinta años. Aunque bien es cierto que el sustantivo redimensionamiento (recogido desde 1979 en CREA) fue la primera forma que se incluyó en Alvar1, con el sentido ‘acción y efecto de volver a establecer las dimensiones exactas, el valor preciso [de alguien o de algo]’. En Alvar2 sí aparece sancionada la forma verbal como ‘volver a establecer las dimensiones exactas, el valor preciso [de algo]’, sin aludir a personas. Igualmente, en el diccionario Clave también se incluye con notas significativas similares (‘volver a medir o a calcular’). No se recoge, sin embargo, en el NEOMM.

big bang m.

big bang <em>m.</em>

Esta designación con fecha de nacimiento registrada y padre conocido fue acuñada en 1949 por el astrónomo Fred Hoyle durante una emisión de la BBC. Con ella, el británico se refirió en tono escéptico y peyorativo a la teoría de la expansión del universo que había desarrollado el científico belga George Lemaître a partir de un razonamiento matemático, y más en concreto al momento en que el «átomo primitivo» dio lugar al espacio y al tiempo. Hoyle no podía pensar que, una vez comprobado experimentalmente el origen del universo, aquella alusión burlona fuera a convertirse en la denominación oficial de una teoría de la que siempre renegó.

epicentro m.

epicentro <em>m.</em>

La palabra epicentro tiene su origen en dos palabras griegas: por un lado ἐπί (epi), que significa ‘sobre’, ‘en’, ‘encima de’ y, por otro lado, κέντρον (kéntron), que significa ‘centro’. Según el Diccionario de la lengua española, el nombre compuesto epicentro deriva del griego ἐπίκεντρος (epíkentros), con el significado de ‘situado encima del centro’, y se incorporó al latín científico en su forma epicentrum desde donde se propagó a varias lenguas modernas, como el francés (épicentre), el alemán (Epizenter) y el español (epicentro). La forma inglesa epicentre, que igualmente podría ser origen de los préstamos en los otros idiomas, fue acuñado por primera vez a finales del siglo xix por el geofísico e ingeniero civil irlandés Robert Mallet, quien realizó varios trabajos fundamentales en sismología. En esta área del saber, la palabra epicentro se emplea para denominar el punto en la superficie de la tierra que se encuentra en línea vertical directamente sobre el hipocentro, u origen de un sismo, lugar donde se registra su máxima intensidad.

feeling m.

feeling <em>m.</em>

I got this feeling inside my bones, dice la canción de Justin Timberlake que ha encabezado listas de éxitos internacionales desde su lanzamiento en 2016. La frase inglesa podría parafrasearse por «lo que siento me recorre los huesos» en español. No cabe duda de que esa forma de expresar el ‘sentir’ (en inglés, feel) nos ha llamado la atención a los hispanohablantes, ya que, tal como demuestran los primeros usos del neologismo recogidos por el Observatori de Neologia de la UPF, que datan de finales de los ochenta, el anglicismo feeling se usa con diversos sentidos…

agujero negro m.

agujero negro <em>m.</em>

El diccionario académico (DLE, 23.ª ed., actualización de 2017) recoge agujero negro ubicado dentro del campo de la astronomía con la siguiente definición: «lugar invisible del espacio cósmico que, según la teoría de la relatividad, absorbe por completo cualquier materia o energía situada en su campo gravitatorio». Se trata de una formación sintagmática (sustantivo + adjetivo) que trata de reflejar la realidad designada: su capacidad de absorción es tal que hasta la luz es arrastrada por él logrando una oscuridad absoluta. La forma agujero negro (en inglés, black hole) vino a sustituir con notable éxito otras expresiones que los astrónomos utilizaron antes de 1968 para referirse al ‘objeto creado del colapso o implosión estelar’, como estrella congelada o estrella colapsada. El DLE presenta también como forma sinónima hoyo negro usada en algunos países latinos: Costa Rica, Cuba, México y Puerto Rico. Son países en los que no se percibe total sinonimia entre agujero y hoyo.

altavoz m.

altavoz <em>m.</em>

El sentido literal de este compuesto por yuxtaposición del adjetivo alta y del sustantivo voz se documenta lexicográficamente, según el Nuevo Tesoro Lexicográfico (NTLLE), desde 1936, desde la decimosexta edición del diccionario académico. Sin embargo, de este uso ha derivado otro nuevo de claro carácter metafórico como puede verse en el siguiente fragmento tomado del Corpus de Referencia del Español Actual (CREA) de la Real Academia Española.

numerito m.

numerito <em>m.</em>

La palabra numerito forma parte, desde hace ya tiempo, del repertorio léxico habitual de la mayoría de los hablantes de español. Aunque a simple vista se trata de un diminutivo de ‘número’ —con un sufijo, además, estándar, despojado de rasgos dialectales como podrían serlo -ico o -illo—, lo cierto es que en el registro coloquial su significado nada tiene que ver con la aritmética y sí con otro concepto que se ha ido extendiendo en los últimos años en la comunidad hispanohablante, tanto en la lengua oral como en los medios de comunicación:

genialoide adj.

genialoide <em>adj.</em>

Uno de los diccionarios preferidos de don Fernando Lázaro Carreter era Lo Zingarelli, y yo conservo en mi biblioteca el último ejemplar que él utilizó, del 2002. Sí, ese insigne filólogo y lingüista español usaba el magnífico Vocabolario della lingua italiana de Nicola Zingarelli, y lo hacía porque en español no teníamos —ni tenemos aún— nada parecido.

Y en ese libro de la biblioteca de don Fernando está recogida la voz genialoide, y fechada en 1908, igual que en la versión en línea del diccionario Il Sabatini Coletti, accesible en internet gracias al diario Corriere della Sera.