Todos conocemos a los pitufos, esos personajes pequeños y azules, con gorro blanco, que viven en comunidad en un poblado de casas en forma de seta. Creación del dibujante Pierre Culliford (Bruselas, 1928-1992), quien firmaba como Peyo, aparecieron por primera vez en Spirou, semanario de historietas francobelga. El 23 de octubre de 1958, la revista empezó a publicar La flûte à six trous (‘La flauta de los seis agujeros’) de la serie Johan et Pirlouit, en que los dos chicos protagonistas, con la ayuda del hechizo del mago Homnibus, viajan al país de los llamados Schtroumpfs (nuestros pitufos), los cuales han fabricado una flauta mágica. Aunque en un principio los Schtroumpfs fueran secundarios, su aparición tuvo tan buena acogida que enseguida tomaron protagonismo y acabaron teniendo su propio espacio en Spirou. Al igual que el éxito inesperado de los pitufos, la creación de la palabra schtroumpf para designar a estos personajes fue casual: Peyo, en una cena con el también historietista belga André Franquin, en vez de decir salière ‘salero’ usó, sin más, schtroumpf (vocablo que en francés no existe, pero sí se pronuncia como el alemán Strumpf ‘media’), y los dos amigos siguieron la velada hablando en schtroumpf, es decir, reemplazando algunas palabras por esta. Seis meses después, Peyo decidió llamar de esta manera a sus criaturas.
dolce vita f.
El origen de esta expresión hay que buscarlo en la película La dolce vita, rodada y dirigida en el año 1959 por el gran cineasta italiano Federico Fellini. En ella se refleja, en un contexto que tiene de todo menos de dolce, la vida despreocupada y libertina de los personajes que poblaban el ambiente mundano de la ciudad de Roma en aquellos años. El filme cosechó un gran éxito y ha llegado a convertirse en un clásico de la historia del cine italiano y mundial.
viejuno -na adj. y m. y f.
«Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad» decía don Sebastián a don Hilarión en la famosa zarzuela La verbena de la Paloma, de Tomás Bretón y Ricardo de la Vega (1894), y ese avance se aceleró sin duda alguna durante la segunda mitad del siglo xx para no abandonarlo. En la época del bluetooth, el cibersexo y el streaming, la modernidad científica y tecnológica convive con una mirada nostálgica al tiempo pasado a través de objetos y estética vintage, que se aplica de manera positiva, revalorizando el sustantivo al que modifica.
plan B o plan b m.
En la sociedad actual en la que nos movemos siempre con tantas prisas, necesitamos en muchas ocasiones reflejar seguridad y que de ningún modo seremos sorprendidos ante el fracaso de nuestras primeras intenciones porque tenemos previsto otro plan alternativo: un plan B. Se trata de una formación compuesta a partir del sustantivo plan y el sustantivo b. En ella el segundo componente, b, funciona como adjetivo especificativo del primero. Según Fundéu no son necesarias las comillas, plan debe ir en minúscula y la letra be, en minúscula o en mayúscula.
autoimponerse v. pron.
En una sociedad globalizada en la que las cosas nos suelen venir dadas y nos limitamos a dejarnos llevar por ellas siguiendo sus indicaciones, se ha hecho cada vez más necesario especificar y destacar mediante nuestro lenguaje cuándo nos estamos refiriendo a algo realizado por nosotros mismos. Entre otros elementos del lenguaje, el uso del pronombre se y el elemento auto- en determinadas circunstancias colaboran en esta indicación.
workshop m.
Este anglicismo —actualmente tan frecuente en el ámbito académico en nuestra lengua— es una unidad léxica formada por la composición de los sustantivos work (‘trabajo’) y shop (‘tienda’). Aunque su uso en inglés con este significado literal es bastante temprano, su empleo como «reunión para el estudio» no comienza hasta el siglo XX. Desde un punto de vista etimológico, work comparte la misma raíz que lenguas como el islandés (verk ‘trabajo’), el alemán (Werk ‘obra, fábrica’) y el holandés (werk ‘trabajar’).
estratosférico, estratosférica adj.
La atmósfera está dividida en cinco capas, las cuales son —empezando por la inferior— la troposfera, la estratosfera, la mesosfera, la termosfera (o ionosfera) y la exosfera. En su sentido original, el adjetivo estratosférico se emplea, pues, para hacer referencia a aquello perteneciente o relativo a la segunda capa más baja de la atmósfera. No obstante, se ha documentado un uso figurado de este adjetivo que no está recogido en el DRAE23, ni en sus actualizaciones posteriores, ni en los principales diccionarios de español (p. ej. Alvar2, Clave, DEA, VOXUSO, etc.).
avatar m.
En el mundo literario de la galaxia Gutenberg los escritores acudían ocasionalmente al seudónimo como un paraguas para ocultar o proteger su identidad (o, en el caso de algunas escritoras de los siglos xviii y xix, como vía de acceso al mercado editorial), o bien al heterónimo, que a autores como Fernando Pessoa les permitió disfrutar de varias vidas y personalidades ficcionales. En el mundo digital se ha pasado en pocos años del nickname (o nick), un simple nombre de usuario, al avatar, la figura virtual que representa a una persona en el ciberespacio.
tempus fugit loc. y m.
Tempus fugit es una locución latina que se refiere a la velocidad en que transcurre el tiempo. Se podría traducir literalmente como ‘el tiempo se escapa’ o ‘el tiempo vuela’; quizás esta última sería la expresión equivalente más común en nuestra época. De hecho, el DRAE23, aunque no recoge la expresión latina, sí que incorpora la metáfora bajo el lema volar: ‘dicho del tiempo: pasar muy deprisa’.
premium adj.
La voz premium es un préstamo del inglés premium, lengua en la que es a su vez un préstamo —datado por lo menos a principios del siglo xvii, según se puede comprobar en el Oxford English Dictionary— del sustantivo latín praemium, que significa ‘premio’. En inglés fue desarrollando varios sentidos a partir del inicial ‘premio’, como el recientemente surgido en inglés americano ‘de precio y calidad superior‘, que funciona como adjetivo, y que pasó, a finales del siglo xx, al español.